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Decisiones equivocadas

Decisiones equivocadas

Juan Taveras Hernández

Por: Juan Taveras Hernández
JUANTH04@hotmail.com

Pensé que la primera visita que haría el expresidente Danilo Medina sería a la cárcel para ver a sus hermanos y a los miembros de su seguridad encarcelados desde hace meses acusados de enriquecimiento ilícito, falsedad de documentos, desfalco, abuso de confianza, robo y otros delitos. ¡Yo lo habría hecho!

Ningún pariente, amigo, compañero o jefe de mi seguridad preso por cualquier delito o crimen, dejaría de visitarlo para mostrar mi solidaridad, al margen de no compartir los hechos que se le imputan. Estaría en el deber de presumir la inocencia de mis amigos y parientes.

Es literalmente imposible que Danilo Medina como jefe de Estado no supiera nada de lo que ocurría en su entorno, a menos que padeciera de sordera y ceguera, porque se supone que el presidente es la persona más y mejor informada al ser jefe de los organismos se seguridad del Estado.

Sus hermanos no podían acumular tanta fortuna como la que le atribuye el ministerio público. Con tan solo ver las propiedades adquiridas por sus hermanos -de padre y madre- provenientes de un pueblo tan lejano y pobre como Arroyo Cano, que no heredaron un peso, ni vivieron en la opulencia, cualquiera por lo menos habría sospechado. Las caravanas de vehículos de lujo rotulados que usaba su hermanito en las campañas electorales no pasaban desapercibidas ante los ojos de nadie porque ni siquiera pagaban el peaje en las carreteras, de lo cual los medios de comunicación se hicieron eco en más de una ocasión.

En menos de ocho años los oficiales del cuerpo de ayudantes enloquecieron adquiriendo propiedades y acumulando fortunas. Saltaron de la pobreza extrema la riqueza extrema. ¡Todo ocurrió a menos de un metro del hombre mejor enterado de la República! Es imposible que el presidente no supiera absolutamente nada del entramado corrupto de sus hermanos, jefes del Cuerpo de Ayudantes, etc.

Pensé -que iluso soy- que antes de ir a la provincia de Azua a “juramentar” a personas que ya se han “juramentado” en más de un partido, por los 500 pesos y el picapollo, se detendría, aunque fuera por unos minutos, en la cárcel para ver a sus parientes, ya que está en la misma ruta para darle un fuerte abrazo. ¡Pero no lo hizo! ¡Que bárbaro! Su primera visita fue para “juramentar” a personas que no conoce, que nunca ha visto en su vida, con las que no tiene ninguna relación ni parentesco. ¡Qué hombre más indigno! ¡Es verdad que los ingratos no tienen memoria!

Sólo en un país como este Danilo Medina puede salir por los pueblos a juramentar supuestos nuevos miembros de su partido. En ningún otro lugar del mundo una persona que gobernó el país por ocho años y que era el hombre más poderoso junto con Leonel Fernández durante otros 12 puede salir de su casa sin recibir la repulsa popular.

El Nacional

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