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Delincuencia se pasea por cementerios SD-DN

Delincuencia se pasea por cementerios SD-DN

Los cementerios de la capital no escapan a la ola de delincuencia e inseguridad que afecta al país. Los ciudadanos observan atónitos cómo en los cementerios Nacional de la Máximo Gómez, Cristo Redentor y en el de Cristo Rey las tumbas son profanadas y los mausoleos son desmantelados por personas que roban las puertas y las verjas de hierro, los candados y hasta las ventanas.

También se roban las flores, los velones y algunos deudos se ven en la necesidad de romper los ataúdes para evitar que los ladrones saquen los cadáveres y carguen con el féretro. Las inscripciones que identifican las tumbas, hechas en bronce y hierro desaparecen “como por arte de magia”.

Los albañiles y limpiadores de tumbas se quejaron de la escasa vigilancia, porque esos grandes camposantos apenas cuentan con dos policías municipales para vigilar las puertas de acceso. Durante un recorrido por los camposantos los reporteros de El Nacional no vieron  a ningún agente de la Policía patrullando las calles interiores de los mismos.

Afirmaron que la mayoría de los robos se producen en la noche, amparados por la oscuridad que invade el lugar.
En el cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez, el presidente del sindicato de trabajadores, Juan García, dijo que en varias ocasiones el alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, se ha comprometido a subir la verja perimetral del lugar para evitar que los ladrones entren con facilidad.

El Cristo Redentor, ubicado al final de la avenida Monumental, en la zona oeste de la capital, luce sucio y descuidado debido a la maleza que crece entre los nichos. Montones de tierra y materiales de construcción opacan desde hace meses la vistosidad de majestuosos mausoleos construidos en el lugar. Los jóvenes de los sectores Pantoja y Los Girasoles, aledaños al camposanto, practican deportes en sus instalaciones, en contraste con la solemnidad que debe allí reinar, en un evidente irrespeto a los familiares de los muertos.

También violenta la solemnidad del cementerio una ruta de motores que cruza de un lado a otro la calle principal y la circulación de vehículos públicos y privados de conductores que quieren acortar camino hacia la autopista Duarte y los barrios aledaños.
Recientemente, cuentan albañiles que pidieron reserva de sus nombres, fue necesario que los porteros prohibieran entrar con mudanzas, ni camiones con comestibles y otras cargas.

Además, que muchas personas entierran a sus muertos y jamás vuelven a las tumbas y estas se llenan de hierbas, basura y sucio. Afirman que debido a la crisis económica las personas acuden con menos frecuencia a pagar por la limpieza de los lugares donde descansan sus muertos.

UN APUNTE

Muchas personas entierran a sus muertos y jamás vuelven a las tumbas y  estas se llenan de hierba, basura y sucio. Debido a la crisis económica,  las personas acuden con menos frecuencia a pagar por la limpieza de los  lugares donde descansan sus muertos.

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La hierba y el sucio invaden los cementerios de la capital.

La puerta de hierro de este mausoleo fue arrancada.

Montones de tierra y  materiales de construcción

Una ruta de motoconcho opera en el Cristo Redentor

Pilar Moreno

Periodista de vasta experiencia en el periodismo educativo y político