Opinión Articulistas

Desafíos de Abinader

Desafíos de Abinader

Hugo Ysalguez

Tal como pronosticamos el presidente Luis Abinader ganó las elecciones con un porcentaje tan alto, que no dejaría dudas ni intersticios para que ningún partido opositor tuviese la osadía de impugnar sus resultados, y más aún, cuando el proceso electoral discurrió sin incidentes, donde la población asistió de manera cívica y ordenada, una jornada excelente organizada impecablemente por la Junta Central Electoral.

En un breve discurso improvisado, luego que sus principales contendientes reconocieran su victoria, el mandatario triunfante, exhibiendo su evidente humildad, y ninguna pose de altivez, proclamó que gobernaría para todos los dominicanos, sin excepción, y a seguidas hizo un llamado a los líderes de la oposición para realizar una reunión cumbre a fin de consensuar las soluciones a los principales problemas del país , a fin de lograr una paz social duradera en procura de un clima en que impere la convivencia pacífica.

Durante este cuatrienio, Abinader demostró fehacientemente que es un estadista que escucha y pondera los cuestionamientos a cualquier decisión y ha sido sabio en rectificar, actitud que lo llena de gloria, precedente que ningún primer mandatario ha asumido en los últimos lustros, pues la tozudez y la intolerancia son las características que han prevalecido en las ejecutorias de gobernantes pasados.

En este nuevo período presidencial que se inicia el próximo 16 de agosto, se esperan la terminación de muchas obras de infraestructura y el comienzo de un programa para eliminar o disminuir múltiples falencias en los temas de salud, educación, seguridad ciudadana y movilidad vial, entre otros, siempre marcando un interés común en connubio con amplios sectores políticos, sociales y económicos.

Jamás, quien escribe, ha pretendido ser un oráculo, pero apostamos que el nuevo mandato de Abinader, será el mejor en ejecutorias en todos los anales desde la fundación de la República, pues como economista y un hombre proactivo, que el poder no lo envilece, enfrentará con éxitos los grandes desafíos que le esperan y culminará lleno de gloria, dejando un legado imperecedero a las nuevas generaciones.

De manera, pues, que el pueblo no miró hacia atrás ni se equivocó, eligiendo el mejor, al más transparente y honesto de los candidatos, lo que augura un porvenir promisorio, de grandes satisfacciones, que reducirá la enorme deuda social acumulada por décadas de frustraciones, debido a promesas hechas por vendedores de sueños.