La Zona Colonial de Santo Domingo, adolece de espacios y/o esculturas que promuevan la memoria de los primeros pobladores.

A la llegada de los conquistadores a nuestra isla, los aborígenes que habitaban en ella estaban localizados en cinco cacicazgos: Marien, Jaragua, Maguana, Magua e Higüey, cuyos caciques eran Caonabo, Boechio, Cayacoa, Guarionex y Guacanagarix

La población indígena de La isla de Santo Domingo estaba constituida por los Tainos; raza aborigen que fue físicamente extinguida por los conquistadores españoles bajo el pretexto de la evangelización.

Es un hecho deplorable que, en la Zona Colonial nocontemos con el nombre de una calle, una plaza o una escultura que rememore a la raza indígena de nuestra isla. La “Plaza España”, bien podría ser denominada “Plaza Anacaona”, y, colocar en ese espacio su escultura, así como las de: Caonabo, Enriquillo, Hatuey Cayacoa y otros.

Visibilizar en la Zona Colonial, la existencia y el accionar de la raza indígena durante la época de la conquista, es dignificar su memoria. Además, la realización de esa iniciativa sería muy bien recibida por toda la ciudadanía; toda vez, que con ello se reafirma el orgullo de “Quisqueyanos valientes” (primera frase de nuestro glorioso Himno Nacional) que nos envuelve a todos.

La importancia de hacer énfasis en el origen, idioma, religión y costumbres de nuestros primeros pobladores, así como de su participación en los hechos que se produjeron en la época, radica en que son elementos cardinales del relato histórico de la región que, nuestros guías turísticos tendrían la oportunidad de contarles a visitantes nativos y extranjeros.

La historia del origen y la cultura de nuestra isla, por ser primigenia, debe ser conocida en todo sus detalles y extensión. Esto así, porque es punto de partida para relatos históricos de los demás pueblos. Y es importante evitar vacíos de información y/o contradicciones.