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Después de la “jartura”

Después de la “jartura”

Después de esas comidas grandes —como en nochebuena y nuevo año — es casi inevitable terminar con esa sensación de estar “inflado”, pesado y lleno de gases. Y aunque lo más tentador es tirarse en el sofá, aflojar el pantalón y no moverse más, resulta que eso es lo peor que puedes hacer. Lo que de verdad ayuda es algo mucho más simple: salir a caminar un ratito. Sí, una caminadita ligera, lo que algunos llaman en broma una “caminata para tirarte un peo”.

¿Por qué funciona? Porque el movimiento ayuda a que el intestino empiece a mover ese gas atrapado que te provoca presión, hinchazón y hasta dolor. No necesitas trotar, ni hacer una rutina de gimnasio; con caminar suavecito basta.

Estudios científicos —y bastante curiosos, por cierto— han comprobado que en reposo la gente retenía más gas del que quería… pero, con un ejercicio leve como pedalear despacito ayuda a expulsar más gas del introducido en el experimento. O sea, que el movimiento realmente funciona.

Cuando te recuestas después de comer, tu intestino trabaja más lento y el gas se mueve peor. Sentarte o caminar mejora esa “circulación interna”. Incluso en personas con problemas de hinchazón crónica o síndrome del intestino irritable, caminar ayudó a reducir la presión, los ruidos intestinales y esa incomodidad estomacal que te arruina el resto del día.

Mas que el “Peptobismol”, la caminata tiene beneficios extra: ayuda a controlar el azúcar en la sangre. Estudios han demostrado que caminar 15 minutos justo después de comer reduce el pico de glucosa mucho más que caminar antes. Si haces este hábito de manera constante —no solo en días festivos— hasta puede mejorar tu hemoglobina A1c, que es el marcador que usan para detectar prediabetes o diabetes. Así que no solo estás ayudando a tu estómago, sino también a tu salud metabólica.

En resumen: después de una comida copiosa, donde también sirvieron aguacate, lo peor es tirarte en el sillón. Lo mejor es mover el cuerpo un poquito. Ponte los tenis, agarra a alguien de la familia o al perro, y sal a caminar. Te ayudará a sentirte mucho más ligero, a evitar la hinchazón y, claro, a liberar esos eructos y peos de manera… educada y menos ruidosa. ¡Ah!… si sales con un familiar indiscreto (niños) da por hecho que a la vuelta, todos estarán enterados. ¡El abuelo se tiró un peo!