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Panfleto

 

Es ya un lugar común, casi un panfleto, decir que históricamente el PRD ha carecido de vocación para el manejo institucional y profesional de las confrontaciones internas entre grupos y figuras que se destacan, se arremolinan y aspiran. Extrañamente, el gusto por el reperpero y los repartos arbitrarios de posiciones y candidaturas se fue asentando como el mecanismo preferido para la gobernabilidad del partido.

En momentos de apogeo del liderazgo del propio Peña Gómez, la Comisión Política y el CEN fueron eficaces para la validación de tácticas sobre política nacional, pero eran nulos para controlar pleitos entre tendencias.

Esas debilidades se agravaron con la expansión del clientelismo político, que incluye, por ejemplo, la distorsionada autonomía de las alcaldías y la multiplicación de «barrilitos» bien repletos para disfrute impune de senadores y diputados !Hasta los regidores tienen su barrilito! En ese contexto, cada senador, alcalde, diputado o regidor es un presidentico local, un caciquito más leal a las fuentes de sus canonjías que a su partido.

Por otro lado, esta crisis del perredeismo es resultado también de las limitaciones de su liderazgo en materia de análisis estratégico para descifrar a tiempo las consecuencias de cambios estructurales ocurridos en el sistema político, como la introducción en el 1994 de la doble vuelta y el umbral del 50% más un voto para elegir al presidente de la República y, recientemente, la conformación y control de las altas cortes. Donde la doble vuelta o balotaje se ha introducido los partidos contendientes han tenido que privilegiar la unidad interna y producir cambios radicales en sus estrategias de relacionamiento con la sociedad y en su discurso programático.

Es decir, un rediseño. En circunstancias políticas regulares, superar el umbral del 50% es casi imposible para proyectos electorales con conductas centrífugas o conflictivas. En condiciones irregulares, como cuando ocurre un desplome del sistema de partidos, el 50% se consigue apelando a una plataforma radical y a un discurso anti-sistema, pero esa no es, todavía, la realidad dominicana.

En resumen, será necesario exorcizar el pasado para que el PRD mayoritario tenga futuro…,un panfleto.

El Nacional

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