La JCE en el 2020.-

Los miembros del Consejo de la JCE tendrán un 2020 aciago, con grandes riesgos y presiones diarias. Estarán, literalmente, en el ojo del huracán de la política dominicana.

Hay muchas razones para temores.

Primero, el grupo que lleva 16 años corridos en el Palacio parece no haber incorporado en su imaginario, todavía, cómo serán sus días fuera del poder.

No se figuran como ciudadanos sencillos, sometidos de verdad a las leyes y sin sobreprotección. Y, peor aún, creen de verdad que el que tiene el Presupuesto y las fuerzas de represión y espionajes lo puede todo, todo el tiempo.

Algunos de sus dirigentes, como el que tiene, posiblemente, más avanzada edad y, sin dudas, el más locuaz y pretensioso del grupo, gusta repetir que el pueblo dominicano es un ¨veterano de la historia¨ y por eso nadie lo engaña.

Es cierto. Es un veterano, y esa veteranía la ha utilizado para quitarse de encima conspicuos usurpadores y para en el 1978 votar a favor de Antonio Guzman y contra el dinero y las bayonetas y, también, para no ponerle atención a los consejos de Juan Bosch en ese mayo de Cambio en que propuso el disparate de un Gobierno de unidad nacional comandado por Balaguer.

El ¨veterano¨, no le temió a Balaguer ni le creyó a Juan Bosch. El pasado 20 de octubre se celebraron las elecciones presidenciales en Bolivia, las mismas en que Evo pretendía reelegirse por cuarta vez consecutiva y solo consiguió su expulsión del país y el pueblo y militares en las calles

Un factor determinante de ese desorden fue la conducta ambigua y poco creíble del Tribunal Supremo Electoral boliviano.

Un mes después, en 24 de noviembre, tuvo lugar la segunda vuelta o balotaje de las elecciones presidenciales de Uruguay.

Al filo de la medianoche la diferencia entre los candidatos era de menos de un punto y hubo que esperar breves días para conocer el resultado oficial final.

Durante esa espera escuché en Montevideo, donde me encontraba, un solo discurso: confiamos en nuestra Corte Electoral y aceptaremos su veredicto.