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Deuda inquieta

Deuda inquieta

Por más que lo ameriten las circunstancias y mejor que sea el uso no deja de preocupar el cada día más elevado endeudamiento público. Es para inquietarse que con una deuda social tan alta, en septiembre la deuda se situara en 51,945.3 millones de dólares, representando el 66% del PIB.

Con desafíos como la pandemia del coronavirus, el nuevo modelo educativo, los programas sociales y la necesidad de obras de infraestructura no parece que ni siquiera con la más rigurosa austeridad se puedan obtener los recursos con que afrontar el panorama.

Sin ir más lejos, la Cámara de Diputados acaba de aprobar un empréstito por 100 millones de dólares con el Banco Interamericano de Reconstrucción y Fomento para programas de políticas de desarrollo en apoyo a la crisis contra la covid-19.

Pero que en el último año la deuda pública consolidada se haya incrementado en 8,207.2 millones de dólares plantea mucha inquietud, aunque se alegue que el crecimiento no representa mayores riesgos para el Gobierno.

Si hoy no existen nubarrones que puedan afectar la capacidad de pago no se puede descartar que esos problemas puedan surgir en cualquier momento. La inquietud es justa.

El Nacional

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