Editorial

 Dilema

 Dilema

A título personal, el gobernador del Banco Central, licenciado Héctor Valdez Albizu, ha sugerido que se prolongue el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional  (FMI) hasta  junio de 2012 como forma de enviar  a los agentes económicos un mensaje de garantía de que durante la campaña electoral se mantendría la estabilidad macroeconómica. El convenio propuesto a partir de febrero, cuando concluiría el vigente Stand by, sería  del tipo Precautorio, que no conlleva la provisión de recursos salvo en situación de emergencia fiscal o monetaria, pero sí los estrictos  estándares de disciplina en la ejecución presupuestal.

Aunque el gobernador ha dicho que  el Presidente Leonel Fernández no  se ha referido  a la posibilidad de extender o no el acuerdo con el FMI, tal parece que con su  sugerencia,  el licenciado Valdez Albizu lo que procura es  evitar una ruptura abrupta de ese convenio a causa de   manifiestas  discrepancias en torno  al  abordaje del sector eléctrico. Se sabe que  en el equipo económico del Gobierno, al menos del lado  financiero,  prevalece el criterio de que  sería más conveniente no concluir ese acuerdo que aceptar la imposición del Fondo de  aumentar la tarifa  eléctrica, pero  el gobernador y los técnicos del Banco Central consideran más conveniente negociar  una extensión del  convenio y posponer esa discusión para después de las elecciones.

Si  bien  la sugerencia del gobernador de pactar la extensión  del acuerdo con el FMI envía una señal de aliento a los agentes económicos sobre la prevalencia de la  estabilidad económica y monetaria, hay que entender  también la posición de otros funcionarios de que  aumentar la tarifa eléctrica en las proporciones que  exige el FMI sería  una convocatoria a la ingobernabilidad política. El 2012 pinta  como un año  difícil para las finanzas públicas que serían severamente impactadas por el agravamiento de la crisis global, especialmente  por el deterioro de la economía de Estados Unidos y de la Unión Europea, lo que afectaría los ingresos por turismo y  remesas, inversión y exportación.

También se asume como válido la queja de que la economía no aguanta más restricciones del FMI,  que ya  ha impuesto una reducción del  déficit fiscal de 3.8% al 1.6%  del PIB, una reducción  del financiamiento de 115 mil millones  de pesos en 2009 a menos de 70 mil en 2011, así como  incrementos de transferencias al sector  eléctrico y al Banco Central por casi 60 mil millones de pesos.

En medio de una campaña electoral intensa y extensa,  no se puede establecer con  claridad qué resultaría mejor, si concluir  el actual acuerdo con el FMI con vigencia hasta mediado de febrero, o romper ese nexo ahora o prolongarlo hasta junio con otra modalidad de convenio como propone el gobernador del Banco Central. Lo que debería reclamarse  es que en cualquier escenario, el FMI  permita que la gente respire.

El Nacional

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