Opinión Articulistas

¡Dios nos ilumine!

¡Dios nos ilumine!

Alberto Quezada

El Gobierno en la actual coyuntura luce colmado de una serie de acontecimientos y situaciones que dan la impresión colectiva de que está llevando muchos cartones juntos que al final podría hacer más daño que bien.

La agenda que vemos que se está llevando a cabo se nota cargada de temas muy disímiles, sensitivos, conflictivos, delicados y hasta cierto punto, desestabilizadores. Si son necesarios e importantes para la nación, eso es otra discusión, pero lo que sí se puede ver, es que el presidenter está poniendo a riesgo su figura histórica.

Esto podría verse para muchos, como algo normal en el contexto de un país en vía de desarrollo, con una enorme deuda social y fragilidad institucional, pero en honor a la verdad, la sensación que trasluce esta acción es que hay una mayor carga de buena intención que de posibilidades de obtener los objetivos trazados.

Lo que el presidente Luis Abinader está llevando a cabo y padeciendo en un mismo tiempo y espacio es terrible, abruma, desconcierta, preocupa, intranquiliza y hace dudar de si al final del día todo lo que está planteado y sucediendo será posible.

Por ejemplo, a los temas y conflictos que Abinader y su equipo gubernamental se han propuesto llevar a cabo de manera conjunta y paralela, reforma constitucional, reforma fiscal, reforma Laboral, la delicada situación migratoria que deportar 10 mil nacionales haitianos del país semanal.

Y aunque se diga y hable hasta la saciedad con alardes rimbombantes de la independencia de la justicia, también se le suma la reciente Operación Camaleón que involucra a dos jóvenes connotados de la denominada sociedad perfumada.

Las últimas horas vividas fue de brinco y espanto, de mucha tensión desde las cuatro de la tarde y hasta 11: 30 de la noche del miércoles 2 de octubre.