Opinión

Diplomacia digital

Diplomacia digital

Desde sus inicios, las páginas Webs y los servicios digitales propios de los servicios centrales de las entidades públicas han sido estáticos, con una sección de noticias orientadas a las actividades del ministerio, y no a la política exterior en un sentido amplio.

Hoy en día es común encontrar términos como diplomacia digital a veces también referida como Twiplomacy, y se refiere al uso del internet y las tecnologías de la información y de la comunicación para la consecución de objetivos diplomáticos.

Una Cancillería, Embajada, o Embajadores o Cónsules que no Twittee es irrelevante, sentenció Arturo Sarukhan primer embajador acreditado en Estados Unidos en utilizar su cuenta de Twitter como herramienta de diplomacia durante su misión diplomática en Washington.

Existen 951 cuentas de Twitter pertenecientes a los jefes de Estado y de gobiernos de 187 países y 579 instituciones (Twidiplomacy 2018) es decir, 90 por cientos de todos los Estados miembros de la Naciones Unidas con unas audiencias combinadas de más de 300 millones de seguidores a nivel mundial.

Y es que las redes sociales han añadido una importante dimensión en tiempo real a la diplomacia, al hacer las comunicaciones sumamente rápidas.

Los métodos electrónicos cambiaron el modo de trabajar de los diplomáticos. A medida que la mayoría de los documentos y datos del sistema de las Naciones Unidas están disponibles electrónicamente, y la conexión a internet es posible desde todas las cancillerías acceder a las informaciones con más rapidez.

La diplomacia tiene cuatro objetivos principales (representar, negociar, proteger, y promover los intereses de un Estado ante terceros) que siguen vigentes, pero la emergencia de internet y los nuevos medios invitan a pensar cómo defender esos intereses en el entorno digital.

La vieja noción de que las habilidades laborales son obtenidas en base a la antigüedad en el trabajo, ya no es del todo suficiente. Vale decir la formación constante adaptada a las propias exigencias de cada ministerio se ha convertido en la norma a seguir.

El liderazgo digital genera un efecto paraguas: Un Tuit del Papa Francisco llega más lejos y a un público más diverso que el uso de los canales convencionales de comunicación internacional.

Ese valor del liderazgo digital no reside únicamente en el número de seguidores, sino también en la capacidad de articular una red para la difusión de los mensajes y vincular las ideas que soportan determinada posición diplomática.

En el ámbito de los ministerios de relaciones exteriores, la presencia en las redes sociales se ha disparado desde el 2015, (según Twiplomacy) hay registro de más de cuatro mil perfiles en Twitter vinculados a embajadas, ministerios y otras instituciones afines.

El Nacional

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