Estamos en el reencuentro de Donald Trump con el poder. Hoy los Estados Unidos son fuertes y poderosos, pero la tierra a sus pies es movediza, hay desafíos de naciones emergentes y China le disputa los grandes mercados. Rusia busca de nuevo sus designios imperiales y marca nuevos territorios.

No habrá granes cambios en la política exterior norteamericana. Su enfoque principal será cn China, las relaciones económicas y la disputa de los mercdos.

Para Trump es vital desembarazarse de guerras que no inició y las cuales no tienen sentido. Los norteamericanos se embarcaron en sostener a Ucrania en pie, cerrando el camino a las negociaciones, pero ahora Trump asegura que se llegará a un acuerdo negociado.

Da la impresión de que en el acuerdo Ucrania perderá terrenos que fueron anexionados por la fuerza por Rusia. Se mantendrá la cara visible de justificación de la lucha, que es la demanda de Ucrania de ser miembro de la OTAN.

Hay otros frentes , como la guerra de Israel y Hamas, en que los norteamericanos van a tener que aplicar medidas prácticas. A los judíos se les ha ido la mano en la lucha contra los guerrilleros de Hamas. Se ha bombardeado a la población civil, bajo la excusa de que sirve de escondite a grupos armados.

La guerra político religioso de Israel contra los palestinos no conduce a ninguna parte, y debe ser superada. Nunca habrá paz en esa tierra, que subsistirá con una lucha de baja intensidad.
Para América Latina, Trump no significa una esperanza. No importan sus discursos, siempre prevalecerá la máxima norteamericana de que no tiene amigos, ni enemigos, sino compañeros ocasionales de ruta. En el tapete están las relaciones con Venezuela y Cuba.

Habrá de ver hasta dónde va a profundizar Trump en la lucha para que haya un cambio de gobierno en Venezuela. Cualquier acción violenta que se tome lanzaría a ese país a una devastadora Guerra civil, de impredecibles consecuencias.

No es con el toque de cacerolas, e invistiendo en el exterior a un presidente sin oficina y sin tropas, que se sacará a los chavistas del poder. De seguro que Trump traerá su propia receta, ante una de las economías más fuertes del continente, por el apoyo que le suministra el petróleo.
Por: Manuel Hernández Villeta