La cumbre del Sistema de Integración Centroamericana (Sica), que encabezó hoy en Costa Rica el presidente estadounidense Barack Obama, y la de Petrocaribe, convocada en Venezuela por el presidente Nicolás Maduro tienen, en momentos de gran tensión como los actuales, tanta connotación política como económica.
Después de su visita a México para reunirse y firmar acuerdos de cooperación con el presidente Enrique Peña Nieto, hubiera parecido un desaire que Obama no se tomara las molestias de encontrarse con los integrantes del Sica, un bloque regional del cual República Dominicana forma parte en calidad de Estado Asociado.
De la misma forma que en la nación azteca la cumbre de Costa Rica estuvo dominada por la cooperación, migración, seguridad, la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas como herramientas fundamentales para fortalecer las relaciones diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos y la región.
Pero el componente político, que siempre se trata en modo tangencial a través de mensajes protocolares a favor de fortalecer el sistema democrático, no dejó de rondar en la cumbre. Y es que ningún Estado es ajeno a la crisis poselectoral que ha enfrentado a Estados Unidos y Venezuela.
Es posible que el propio mandatario venezolano, que si bien ha contado con un reconocimiento prácticamente unánime en la región, haya considerado la convocatoria de Petrocaribe como un recurso para comprometer aún más a los beneficiados del acuerdo petrolero. Maduro no era ajeno a la gira de Obama por México y Centroamérica.
No cabe la menor duda de que el chavismo que encarna Maduro está, por la debilidad que evidenció durante el controversial proceso electoral, ungido de solidaridad. Y que como medio de presión por ahora no cuenta con un recurso más eficaz que no sea el financiamiento de la factura petrolera.
Obama en Costa Rica y Maduro en Venezuela podrán calibrar, a través del Sica y de Petrocaribe, el palpitar político de la región. Pero más Estados Unidos, por su evidente distanciamiento de esta región, que una Venezuela que, de una forma u otra, siempre ha estado presente.
De hecho, el bloque centroamericano luce hoy muy dividido respecto al papel de Washington en la zona y frente a problemas como los de la República Bolivariana de Venezuela. Es la experiencia para Obama.

