El grupo de trabajo designado por el presidente Luis Abinader para la reforma de la Policía tendrá que superar las dudas que han surgido sobre su misión con la elaboración de un proyecto en el más corto tiempo que ponga los puntos sobre las íes en el cuerpo del orden.
Es posible que los comisionados no tengan más que rescatar la ley de reforma policial que se aprobó en 2018 e introducirle algunas modificaciones. De esa legislación, que contemplaba la reducción a menos de 20 del número de generales, la reintegración de los agentes que prestan servicios particulares y otras acciones, lo único que se aplicó fue el cambio de denominación de jefe a director de la Policía.
El brutal asesinato de una pareja cristiana de esposos en Villa Altagracia por una patrulla de la Policía aceleró la creación de una comisión para reestructurar la institución. Pero de inmediato se han levantado voces que ven la comisión como una pérdida de tiempo.
Los senadores Dioni Sánchez y Ramón Rogelio Genao opinaron que en este país los problemas no se resuelven con comisiones, mientras el consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Antoliano Peralta Romero, indicó que la reforma de la Policía es un compromiso asumido por Abinader. La verdad es que las comisiones no guardan buenos recuerdos.
Al ser más lo que cuestionan que quienes elogian la decisión, son los propios integrantes del grupo de trabajo los que tienen que superar las dudas que han surgido en la población. Y no hay otra manera de hacerlo que con un informe realista en un plazo prudente.

