Al celebrarse hoy el Día Mundial del Ambiente, preciso es advertir que no basta con la buena noticia de que en los últimos 28 años República Dominicana cuenta con una cobertura boscosa de casi un 40 por ciento de su territorio, pues es menester aspirar a mucho más en menos tiempo hasta que crecimiento, desarrollo y equidad se vistan de verde.
De acuerdo a datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), los bosques han crecido un 31.52 por ciento en promedio anual, un reporte halagüeño que no ofrece derecho a dormitar sobre hojas de laureles.
Para poder consolidar una auténtica política de promoción del medio ambiente, se requiere que Estado y sociedad provoquen un gran oleaje en la conciencia nacional para impulsar una economía verde, en la cual la preservación de los recursos naturales sea a su vez sustento del crecimiento y de la redistribución del ingreso.
La población debería estar debidamente enterada de que la preservación del ecosistema, incluido su alforja boscosa, es la garantía de sustento y crecimiento de la agropecuaria, la agroindustria, la industria convencional, de la economía global y del planeta.
A causa de la creciente degradación ambiental en todo el mundo aflora hoy la preocupación de que generaciones cercanas sufran de cruentas guerras por el poder de posesión y administración de las fuentes acuíferas que sobrevivan a terribles escasez de agua a nivel mundial.
Aunque la zona boscosa en territorio dominicano ha crecido más de un 31% en las últimas tres décadas, debería subrayarse que la otra franja de la isla Hispaniola, ocupada por la República de Haití, ha sido degradada a condiciones de casi desierto, a causa de una indetenible tala que lleva más de dos siglos.
Asentamientos migratorios sobre la zona fronteriza y el suroeste han instalado en esas regiones, en asociación con pobladores y autoridades dominicanas, grandes factorías de producción de carbón vegetal, para lo cual emplean cruentas formas de degradación de bosques, lo que constituye un serio peligro para dos de las cinco principales cuencas pluviales de la isla. (Ríos Yaque del Sur y Artibonito).
En este Día Mundial del Ambiente y ante el evidente fracaso de casi todas las iniciativas para frenar el calentamiento del globo terráqueo y su secuela de degradación de las fuentes primarias de producción de agua, alimentos y materias primas, a lo que se aspira es a que todos los proyectos de desarrollo que ejecutará el nuevo Gobierno sirvan para levantar una gran economía verde, base del anhelado desarrollo y equidad social.

