POR: Efraim Castillo
Cuando la noticia se sirve sin una rigurosa investigación y amplificada por el emisor para despertar sospechas, el receptor, por lo regular, teje el conocimiento de acuerdo a la información servida. Y así trencé yo la noticia acerca de la destrucción de un jarrón chino de 2,000 años de antigüedad, valorado —según la información— en un millón de dólares, perpetrada por el artista dominicano Máximo Caminero, residente desde hace décadas en Miami.
Pero al investigar la noticia en otras fuentes, encontré cinco elementos que, por un lado, echaban abajo lo servido sobre el costo del jarrón (un millón de dólares) y, por el otro, establecían otros motivos sobre la acción de Caminero.
Los elementos que encontré en las lecturas posteriores relacionadas con la destrucción del jarrón fueron los siguientes:
a) Que el jarrón siniestrado por Caminero había sido repintada por el artista chino disidente, Ai Weiwei, quien en exhibiciones anteriores había hecho añicos otras cerámicas chinas antiguas, para protestar por situaciones que consideraba como prácticas corruptas del gobierno chino.
b) Que en declaraciones posteriores de Caminero, éste manifestó que su acción simbolizó una protesta por la discriminación practicada por el Museo Pérez-Art de Miami (PAMM) —galería donde se efectuaba la muestra del jarrón—, contra los artistas establecidos en la zona.
c) Que la colección Colored vases, perteneciente a la exposición temporal ¿According to What? (¿De acuerdo a qué?), de Weiwei, exhibida en el PAMM, estaba compuesta de jarrones a los que el artista disidente había sumergido en pintura industrial, por lo que su costo no podía establecerse como una pieza representativa del arte antiguo chino (en la cerámica es difícil separar, como en otras superficies, una realización debajo de otra, aunque es posible detectar la realización original mediante la radiación terahertz, separándola con determinados procedimientos, algo que Weiwei, posiblemente, supiera).
d) Que Ai Weiwei, al cuestionársele sobre la acción de Caminero, luego de que en Internet se abriera un debate sobre “quién era más destructor de arte, si Caminero al romper el jarrón adulterado por Weiwei, o el artista chino por destruir el contenido histórico de la pieza milenaria”, declaró al South China Morning Post, “que rompió en 1995 sus propias pertenencias, mientras que Caminero rompió las de otros”, agregando que “tú te puedes, por ejemplo, herir a ti mismo pero no puedes herir a otros”.

