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El caso de Esmeralda

El caso de Esmeralda

Orlando Jorge Villegas

El trágico fallecimiento de la joven Esmeralda Richiez, oriunda de Higüey, nos deja muchas reflexiones. Desde el fondo y la forma de su muerte, hasta su entorno familiar, escolar, sus amistades, el manejo de algunos medios y los comentarios en redes sociales, se puede concluir que este caso refleja todo lo malo de la sociedad dominicana.
Nada, absolutamente nada, justifica una violación a una menor de edad, como de la que se le acusa al profesor John Kelly Martínez. Los menores no tienen capacidad para consentir una relación con un adulto.

De ser comprobadas las acusaciones contra el docente escolar, debe caer sobre el todo el peso de la ley. En este deseo de justicia, como en la solidaridad con la familia de Esmeralda, todos debemos tener un sentimiento unánime. No debemos ser cómplices de una revictimización, ni mucho menos de especulaciones que puedan manchar la imagen de esta joven ida a destiempo.

Lo que si debemos es, responsablemente, hacer un mea culpa como sociedad, porque analizando los factores diversos que llevaron a Esmeralda a su final inesperado, no podemos dejar pasar por arriba ciertos elementos que nos llaman a una profunda reflexión.

El rol de la familia: es indudable que la familia dominicana ha sufrido una decadencia en los últimos años. Son cada vez más las familias disfuncionales, el aumento de los divorcios, y por lo tanto, la cantidad de niños, niñas y jóvenes que crecen en hogares que afectan el desarrollo de conductas saludables. Debemos rescatar el papel importantísimo de los padres en la formación de los hijos. Esto no es responsabilidad exclusiva de la escuela. Es principalmente del seno familiar.

El entorno escolar: al parecer, según algunas fuentes de información, el profesor Kelly tenía cierta fama de acosador sexual. Dicen otras crónicas, que era común verlo compartir en el recreo con las estudiantes. El Ministro de Educación reconoció que el sistema escolar le falló a Esmeralda. ¿Cómo es posible que las autoridades de dicho centro no se hayan percatado de esa conducta? El docente no es solo aquel que imparte conocimiento intelectual o académico. Debe tener también respeto y sensibilidad ante el estudiante. Lo contrario no debe ser tolerado.

Las amistades: Es triste pero ciertos eventos ponen a uno a cuestionarse sobre sus círculo íntimo. Los entornos de un ser humano son los que más influyen en las conductas y decisiones que tomamos. Que las amigas de Esmeralda la hayan abandonado a su suerte ante una evidente anormalidad, deja un sabor amargo sobre la calidad su relación.
Que este caso nos sirva de lección para repensar nuestro modelo de sociedad.

Por: Orlando Jorge Villegas

ojorge@jvmediagroup.com

El Nacional

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