En el concepto religioso que enarbolamos estamos en un tiempo de revisión y reflexión personal y comunitaria, un ejercicio de introspección para recomenzar propósitos relacionados con la fraternidad universal, que es el Amor/Caridad como mensaje cristiano.
Escribimos esta columna desde 1996 y cada mes de diciembre, la dirección es en ese sentido, aunque, muchas veces, la realidad internacional o nacional nos obligue a relatar sucesos que conturban la época.
Este diciembre es lo de SENASA como la desvergüenza más grande de la corrupción administrativa en nuestro país, amenazado históricamente por la deshonestidad de la práctica política, vicio social que es el mayor desafío de una democracia abusada y lacerada.
Investigar este crimen de cientos de miles de millones de pesos fue llamado “Operación Cobra” y descubrió el mayor desfalco contra la salud de la ciudadanía a través del Seguro Nacional de Salud, sostenido por toda la ciudadanía. El robo más criminal en este país, donde habrá que contar las víctimas que murieron y mueren por la corrupción de funcionarios y funcionarias.
Existe aquí un hartazgo generalizado frente a la corrupción denunciada -durante años- por algunas personas que ejercen el periodismo de investigación -sobre todo mujeres- con argumentaciones, testimonios, evidencias documentales capaces de corroborar el desfalco al propio erario público.
Y mientras tanto, se siguen los discursos politiqueros, promesas de una transparencia incumplida, manteniendo prácticas de doble moral, también histórica, que satura el aguante del pueblo, mostrado en las redes, en los comentarios de reportes en la calle, frente al Palacio de Justicia donde se conoció la audiencia de medidas de coerción, en todas partes.
Defraudar a un pueblo no es poca cosa, pero menospreciarlo, es terrible en consecuencias: todo tiene un límite que no se traspasa.
El autor del libro, La gran apuesta. Crítica a la Democracia dominicana, un excelente análisis de nuestra idiosincrasia dice que, “Al ciudadano vulgar y corriente, así como a sus padres, se les reclama con pesada autoridad el más estricto apego y cumplimiento de las costumbres y la ley; mientras que al otro y su progenie de nombre sonoro y bien publicitado se le borran todas las cuentas, se le preserva inmune de difíciles deberes e impune de estrictas consecuencias civiles y penales”. (Ferrán, Fernando I. 2019.
La gran apuesta. Crítica a la democracia dominicana. Archivo General de la Nación Volumen CCCLXXVI Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Santo Domingo. Pág.86).
Ojalá no olviden que los privilegios irritan al pueblo que está harto y es peligroso.

