Editorial

El ejemplo

El ejemplo

Más de 300 dirigentes comunitarios de ocho barriadas del Distrito Nacional se reunieron en el sector Los Girasoles para unir esfuerzos en la lucha contra la delincuencia y reclamar de las autoridades construir escuelas y centros laborales como forma efectiva de desalentar la criminalidad.

Ese encuentro de juntas de vecinos celebrado en la comunidad Los Girasoles constituye un gran ejemplo y útil referente para que  autoridades y comunidades   aborden las raíces que  motivan la violencia delincuencial, cuyo brote y expansión escandaliza a la sociedad.

En vez de  convertir sus hogares en prisiones por  el creciente temor a los asaltos, atracos, robos y violaciones, el liderazgo social de los sectores Los Ríos, La Puya, La Agustinita, ensanche La Fe, Puerto Isabela, Los Girasoles y Palma Real, han  resuelto unificarse para impedir que  el crimen se empodere de sus comunidades.

Para combatir  la delincuencia, esas juntas de vecinos no  solicitan la entrega de pistolas y revólveres o  la militarización de sus barriadas. Lo que  reclaman de las autoridades es más educación, oportunidades de empleos para la juventud y madres solteras, arreglos de calles y cañadas y garantía de servicios de salud.

La gente de esos sectores no desea que el Gobierno les regale los peces, sino que los enseñe a pescar a través de escuelas  laborales o vocacionales y que promueva la instalación de  pequeñas y medianas empresas mediante  el acceso  al crédito y a la capacitación.

Se resalta que centenares de dirigentes comunitarios renunciaron al miedo para  agarrarse de las manos  e impedir que el narcotráfico se apodere del presente y futuro de sus hogares y familia, encomiable expresión de civilidad y solidaridad que debe  servir de ejemplo y modelo para todas las comunidades de la República.

Corresponde  a las autoridades atender tan valiente iniciativa con el cumplimiento cabal de las demandas enarboladas en  esa asamblea de vecinos, que representa la mejor  fórmula para combatir  la delincuencia y la criminalidad.

 Literalmente, la delincuencia arropa y arrodilla a la población, por lo que es menester que la sociedad toda se unifique en el propósito de afrontar ese  flagelo con todas las armas posibles, en especial con antídoto de equidad y justicia social.

El Nacional

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