La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha colocado a América Latina como nuevo epicentro de la covid-19, con Brasil como eje mayor de muertes y contagios, seguido por México, Perú, Chile, Colombia y Argentina, lo que ha provocado el colapso económico de la región, un espejo en el cual debe reflejarse República Dominicana.
En Suramérica la pandemia se encamina a su pico más alto, con excepción de Uruguay y Paraguay, donde los programas de contención han sido oportunos y efectivos, y en Venezuela donde el Gobierno hace tiempo que congeló en diez el número de muertos por coronavirus.
América Latina acumula el 51,4% de los casos activos detectados en las últimas dos semanas a nivel mundial, por lo que se teme que el pico pandémico se refleje en los próximos días, al menos en Brasil que lleva más de 22 mil muertos y 347 mil contagios, para ubicarse sólo detrás de Estados Unidos y Rusia.
El sábado no se registraron fallecimientos a causa de coronavirus en República Dominicana, por segunda vez desde que se inició la pandemia, en tanto que la cifra de contagios alcanza 14,801 y 122 el número de pacientes en salas de cuidados intensivos.
México superó ayer la cifra más alta de infectados con tres mil 329 y Colombia sobrepasó los 20 mil contagiados con 700 muertes reportadas, aunque Estados Unidos se mantiene aún como el foco mayor de muertes (más de 98 mil) y de contagios (1.6 millones).
Además de crisis sanitaria y económica, Brasil es zarandeado por una crisis institucional que podría provocar la destitución del presidente Jail Bolsonaro; en Argentina, se ha desatado un crisis de la deuda; en Chile, de naturaleza social; en Colombia, crack político por escuchas telefónicas y en Venezuela por una fallida supuesta expedición militar.
En Ecuador se reporta caos sanitario por el elevado número de contagios y fallecimientos, en Nicaragua y El Salvador, violaciones a los derechos humanos y en Guatemala, el asomo de hambruna que se expresa con cientos de personas en las calles con pañuelos blancos y rojos.
El dramático cuadro sanitario, económico, político y social del vecindario latinoamericano, sin excluir a Haití, obliga a Gobierno, liderazgo político, sector productivo y población a recorrer este difícil camino del coronavirus sujetados a la solidaridad, comprensión, unidad, disciplina, obediencia y sensatez.
