Opinión

El lauro de Tony Raful

El lauro de Tony Raful

Port : Hugo A. Ysalguez
dr.hugoysalguez@hotmail.com

 

La Fundación Corripio Inc. y el Ministerio de Cultura honraron al poeta y ensayista, licenciado Tony Raful, una de las figuras más notable y de una trayectoria impecable de la denominada Generación Poética de la Post-Guerra del 1965, con el Premio Nacional de Literatura, el máximo galardón que se otorga a los intelectuales de una fecunda labor de toda una vida.

La selección fue hecha por voto secreto y a unanimidad, significando que no hubo disensión en la escogencia. La entrega del premio tuvo lugar en el Teatro Nacional, que fue atiborrado de un público heterogéneo, y de personas de diversas estratificación social. Al decir del poeta Mateo Morrison, nunca se había congregado tanta gente en un acto cultural.

Recordamos que en la ceremonia, donde fue anunciada su integración como miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, el presidente de esa institución, doctor Bruno Rosario Candelier, expresó que era difícil que una persona podía combinar la actividad política con la prolífica labora literaria como lo hace Raful.

Quienes lo tratan, no imparta la parcela política, tienen una alta estima por el intelectual. Es una figura potable, a quien no se le conoce enemigos, por su trato afable y caballeroso. Sus investigaciones sobre los anales acontecidos en el país a raíz de la muerte de Trujillo, lo colocan como el historiador de la modernidad.

Suscribimos el retrato que hace de Raful el escritor José Rafael Lantigua: “Sabemos que la poesía lo arropa en sus linderos de alboradas, en sus lumbrales de luz, en sus escrutinios de sirenas, en el armazón de las edades y los sueños, en los mandarines de palabras y de estrellas, en las cigarras de abril, en la ciudad y su memoria épica”.

El Nacional

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