La Iglesia Católica vivió este 8 de mayo un momento histórico con la elección de León XIV, anteriormente conocido como Robert Francis Prevost, como su nuevo Pontífice.
Este acontecimiento marca un punto de inflexión en la dirección espiritual y administrativa del Vaticano, sucediendo al papa Francisco. Ambos líderes comparten una visión pastoral centrada en la inclusión y la justicia social, pero presentan diferencias notables en estilo y enfoque.
León XIV es el primer Papa nacido en Estados Unidos, con nacionalidad peruana y para nuestra satisfacción y sorpresa con raíces dominicanas, así como el primero proveniente de la Orden de San Agustín.
Su lema episcopal, In Illo uno unum («En Él, uno somos»), refleja su compromiso con la unidad en Cristo. Su elección ha sido interpretada como un gesto de continuidad y renovación dentro de la Iglesia, destacando su enfoque en la sinodalidad y la comunión.
En una comparativa de visiones y estilo de liderazgo entre los papas León XIV y Francisco, podemos citar:
Francisco, conocido por su estilo directo y espontáneo, promovió una Iglesia cercana a los marginados y abierta al diálogo interreligioso.
León XIV, adopta un enfoque más reflexivo y deliberado, enfatizando la humildad y la espiritualidad compartida.
Su elección de nombre evoca a papas como León XIII, defensor de la justicia social.
Francisco, abogó por la inclusión de grupos tradicionalmente marginados, como mujeres, divorciados y personas LGTB, y condenó firmemente la pederastia dentro de la Iglesia .
León XIV, comparte la preocupación por la justicia social, destacando su defensa de los migrantes y su crítica a políticas que atentan contra la dignidad humana. Sin embargo, mantiene posturas tradicionales en temas como la ordenación de mujeres.
Francisco, utilizó los medios de comunicación para acercarse a los fieles y promover mensajes de esperanza y cambio.
León XIV, en su primer encuentro con periodistas, instó a una «comunicación de paz», destacando la importancia de desarmar las palabras para desarmar la Tierra, en un llamado a la responsabilidad ética en la información.
La transición de Francisco a León XIV representa tanto una continuidad en la búsqueda de una Iglesia más inclusiva y justa como una renovación en el estilo de liderazgo.
León XIV aporta una perspectiva única, combinando su formación agustiniana con una profunda experiencia pastoral en América Latina, lo que podría influir significativamente en la dirección futura de la Iglesia Católica.