El peso dominicano no tiene suerte. Nadie con mando lo defiende y mucho menos le interesa su destino y la acelerada devaluación a la que está sometido, lo que lo dirige indefectiblemente al ocaso. En la debacle de nuestra moneda hay que estar conteste en que al parecer esta política de deslizamiento del dólar está en las aspiraciones del gobierno que no se detendrá hasta que éste llegue al 60 por uno en poco tiempo.

Como marchan las dramáticas medidas económicas del actual Gobierno, hay que apiadarse de toda aquella persona que viva de un salario, pues su poder de compra se derrumbará estrepitosamente. Y es que como quien no quiere las cosas, la estrategia del gobierno es elevar el dólar a niveles insospechados, medida que convertirá en “sal y agua” los sueldos de la mayoría del país.

Desde el 27 de diciembre del año pasado y hasta estos días, el precio de la moneda norteamericana se ha incrementado, asunto que el gobierno no menciona, manteniendo un silencio preocupante que lleva a suspicacias a la ciudadanía. O a importantes sectores.

Preocupante resulta que la moneda fiduciaria haya aumentado alrededor de 43 puntos. Para el 27 de diciembre los billetes verdes estuvieran cotizados en 57.36, y que apenas en un par de semanas después, el dólar se haya encaramado en 57.79, incidiendo esto en el incremento del costo de la vida y en la devaluación salarial que le quita poder de compra a nuestro dinero.

En su labor que por instante da la impresión que es de heraldo de la devaluación monetaria, el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, al asumir las riendas de la institución financiera recibió el precio de la divisa en alrededor de 29 pesos por dólar, y como quien persigue debilitar nuestras papeletas, tocando casi el 60 por uno, todo eso con el agravante de que tal política económica empobrece a las grandes mayorías, que son las que reciben pesos en sus pagos, repercutiendo todo esto en hasta el incremento de la delincuencia.

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