Al cumplirse el primer año del presidente Luis Abinader un derroche de elogios se cierne sobre él y su manera de gobernar.
Soy de los que cree que muchos de esos comentarios elogiosos que se arrojan desde diferentes litorales no son más que simples expresiones plagadas de emotividad y conveniencia.
En esos análisis obsequiosos y lisonjeros hacia el Gobierno del PRM se advierte que hay más de oportunismo y figureo, que un necesario ejercicio de racionalidad y objetividad.
Ante esa dinámica muy típica de actores tercermundistas y pequeño burgués, me permito hacer algunos planteamientos en torno a lo que a mi modo de ver han sido los dos temas que más desborde de elogios se ha verificado: La corrupción y la impunidad y la economía. Veamos.
En primer lugar, no es verdad lo que dicen algunos que con la llegada al poder del señor Luis Abinader y su equipo de trabajo, en esta media isla desaparecio`la corrupción y la impunidad del tejido social.
Lo que ha sucedido en esa dirección, hay que reconocerlo, es un asomo, una intención, que hay quedarle su tiempo para que fructifique y así la sociedad puede apreciar los verdaderos avances en ese sentido.
Es desbordado afirmar que en medio de esta pandemia devastadora para las economías y los sistemas sanitarios de la mayoría de los países occidental, se esté hablando ya de una recuperación de los principales indicadores económicos.
Aquí en este país, por si no lo saben los señores del Gobierno, a la mayoría de la población clase media y clase media baja, se le ha empeorado su situación.
Por: Alberto Quezada (quezada.alberto218@gmail.com)