JEREZ WHISKY
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Un juicio histórico
El próximo 1ro. de abril podría marcar un hito en la historia del periodismo nacional, cuando en una de las cámaras penales del Palacio de Justicia de Santiago se conozca la demanda entablada por la ahora Vicepresidenta de la República, doctora Margarita Cedeño de Fernández contra el comunicador social y ex diputado perredeísta Marcos Martínez, por una acusación de difamación e injuria.
El caso tiene su origen en la campaña electoral del 2012, cuando la doctora Cedeño de Fernández, entonces Primera Dama de la República, era compañera en la boleta peledeísta del candidato presidencial licenciado Danilo Medina, lo que llevó a ambos al triunfo.
Resulta que un grupo del expresidente Hipólito Mejía, que no le sacaba el guante al Presidente Leonel Fernández queriendo hacerlo aparecer como el gobierno más corrupto de nuestra historia, usó al licenciado Martínez para que en un programa radial soltara en Santiago una supuesta “bomba” de que la doctora Cedeño de Fernández tenía una cuenta secreta en un banco de Dinamarca por varios millones de dólares, creyendo que ello dañaría la candidatura del ahora Presidente Medina.
Sin detenerse a meditar sobre la gravedad de la acusación, el licenciado Martínez, sin tener ninguna prueba o indicio serio en contra de la candidata vicepresidencial peledeísta soltó la “bomba”, para que repercutiera como un cañonazo no solo en esta capital, sino en todo el país.
Pero la supuesta bomba estalló como un cohetico mojado, pues apenas si hizo ruido, por falta de credibilidad, y la doctora Cedeño de Fernández, herida en su honor, se querelló contra el licenciado Martínez, para que este demostrara la veracidad de su denuncia, lo que naturalmente no podría nunca hacer, dado lo avieso y temerario de la misma, que el propio banco dinamarqués aludido se apresuró en desmentir.
Y lo penoso del caso es que quienes usaron al ex diputado Martínez en su denuncia irresponsable, lo han soltado como una chichigua en banda, y ahora este aparece cabizbajo y resignado, a merced de lo que la magistrada pueda decidir en su contra, que incluso podría llegar no solo a la consabida multa simbólica, sino a una pena de prisión, porque el querellado no podrá apelar a la “Exceptio veritas” del Derecho francés., mediante la cual todo funcionario público puede ser acusado de un delito, y si este se le comprueba, el denunciante debe ser obligatoriamente descargado.
Este caso debe servir de ejemplo a todos cuántos ejercemos la noble profesión del periodismo, y meditar antes de servir de marionetas a grupos políticos irresponsables, para quienes el insulto al adversario es la regla, no la excepción.
Tiene toda la razón la Vicepresidenta Cedeño de Fernández en pedir a la magistrada santiaguera que no dé más largas al asunto, pues tiene mucho trabajo por delante, y que se pronuncie sobre el caso a la mayor brevedad posible, mientras Marcos Martínez se resigna a su suerte, meditando sobre la ingratitud de los dirigentes del P.P.H. que lo buscaron, cuando lo creyeron útil y ahora lo ignoran y lo abandonan a su suerte.
Y hasta el próximo domingo, con más Jerez y más Whisky.

