Opinión Articulistas

Escribir la novela

Escribir la novela

Efraim Castillo

(Fragmento refrescado de una entrevista realizada el 10 de septiembre, 1999)
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Rita Tejada: En su novela «Currículum» las referencias explícitas al sexo o todo lo relativo al acto sexual a veces linda lo procaz. ¿No considera exageradas estas referencias? ¿Cuál es su objetivo?

(Fragmento refrescado de una entrevista realizada el 10 de septiembre, 1999)
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Rita Tejada: En su novela «Currículum» las referencias explícitas al sexo o todo lo relativo al acto sexual a veces linda lo procaz. ¿No considera exageradas estas referencias? ¿Cuál es su objetivo?

(Fragmento refrescado de una entrevista realizada el 10 de septiembre, 1999)
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Rita Tejada: En su novela «Currículum» las referencias explícitas al sexo o todo lo relativo al acto sexual a veces linda lo procaz. ¿No considera exageradas estas referencias? ¿Cuál es su objetivo?

EC: Ese soy yo, no otro; exorcizando represiones y frustraciones. Mis primeros poemas los rompí, a los doce y catorce años, porque estaban llenos de sexo. Pero nunca ha sido un sexo pornográfico, ni siquiera erótico.

Es un sexo aproximado a lo simplemente vivencial, como es la vida misma. RT: Hay mucho de grotesco en su novela, por ejemplo, la potencia sexual de Beto. Volviendo al tema del sexo, ¿no es una presentación “canibalizada” la que hace del sexo en su novela? EC: Creo que sí, para qué negarlo. Es bueno que sepa que una de las pocas cosas de las que gozaba un izquierdista puro en los años sesenta era de un buen episodio sexual.

Inclusive, en las guerrillas, tengo entendido, que se tiene el gozo sexual como desahogo. Y no es el sexo como recompensa, sino como catarsis, como escape en medio de un ambiente donde la selva, la geografía -o como en el caso de la revolución de abril-, la ciudad, te angustian. Es el sexo como esa “ voluntad de vivir” que conceptualizó Schopenhauer.

RT: ¿Los personajes de “Curriculum” tienen su contraparte en la vida real? ¿Qué elementos autobiográficos hay en esta novela? EC: La mayoría de los personajes son entes múltiples, polifónicos; extraídos de la vida real. Por ejemplo, Monegal soy yo: Efraim el malo, el que abandonó la revolución, el traicionero que desea a la mujer de Beto, lo cual carga como un “mea culpa” que confiesa en las “Temptations Monegalum” (capítulo XII), donde Beto narra el abandono de la revolución y su conversión en publicitario.

A mí me hacían, desde 1962, proposiciones para que ingresara a la publicidad y fue en 1963, de la mano de Ramón Oviedo, cuando comencé a trabajar en Excelsior, una de las agencias publicitarias del sistema.

Recuerdo que como no quise afeitarme la barba en aquel tiempo (lo que hice aceleradamente cuando tumbaron a Bosch), trabajaba como “freelancer“, suministrándome los anuncios para que los creara fuera del local. Fue a finales de marzo de 1964, luego de salir de la cárcel -donde estuve preso alrededor de cuatro meses- cuando comencé a laborar íntegramente en Excelsior y el dinero que recibía como paga lo entregaba a Fedora, la esposa de Oviedo, para que me lo guardara.

Entonces no creía en el dinero y cuando estalló la revolución tenía miles de pesos ahorrados, con los que compré comida a los comandos San Antón y Santa Bárbara. Sí, esas “Temptations Monegalum” de mi novela “Currículum” son mi “mea culpa” por involucrarme en el mundillo publicitario. Y fue leyendo a Julia Kristeva, apoyada en Bajtin, que comprendí el significado de la “absorción y la transformación” cuando se escribe.

Entonces no creía en el dinero y cuando estalló la revolución tenía miles de pesos ahorrados, con los que compré comida a los comandos San Antón y Santa Bárbara. Sí, esas “Temptations Monegalum” de mi novela “Currículum” son mi “mea culpa” por involucrarme en el mundillo publicitario. Y fue leyendo a Julia Kristeva, apoyada en Bajtin, que comprendí el significado de la “absorción y la transformación” cuando se escribe.

Entonces no creía en el dinero y cuando estalló la revolución tenía miles de pesos ahorrados, con los que compré comida a los comandos San Antón y Santa Bárbara. Sí, esas “Temptations Monegalum” de mi novela “Currículum” son mi “mea culpa” por involucrarme en el mundillo publicitario. Y fue leyendo a Julia Kristeva, apoyada en Bajtin, que comprendí el significado de la “absorción y la transformación” cuando se escribe.