El pueblo dominicano tendrá que mandarle una alerta al Gobierno. Exigir lo que le ofrecieron: transparencia, no corrupción, fortaleza institucional, políticas inclusivas; austeridad, la defensa de la dominicanidad, alimentos y medicamentos asequibles, a precios bajos, agua potable y salud pública consistente, en fin, hacer un gobierno efectivo.
Por ahora el resultado ha sido la desesperanza, el gobierno antitético, lo contrario. Las promesas incumplidas a una población crispada, ansiosa de un cambio radical, y nos lleva a un esplendoroso malestar. Todo ha cambiado para mal, como si avanzáramos hacia adelante, pero de reversa. Sin embargo, a diario se producen los continuos homenajes, y parecería que el funcionariado ha pretendido darle un sentido extraordinario, épico a una gestión que en el buen sentido de lo que suele ser el gobierno eficaz, va camino al fracaso.
Los calificativos de la oposición van desde inepto, corrupto, endeudador, y derrochador, es decir, que si no reorienta su curso sería la devastación. Y la verdad que el oficialismo ha defraudado la normalidad democrática, ha ido encadenando muchas deficiencias, y todo sería menos grave si se abocase a fortalecerse con gente experimentada y dejar esa endeblez cuyo resultado es la improvisación que arrastra a los errores continuos.
Dudamos que suceda pues no conserva ninguna capacidad de iniciativa, y si no se remoza sólo nos queda mantener despierta la población porque en el tiempo que estos desaciertos cobran cuerpo en el país, hay que hacer un llamado a los ciudadanos, principalmente a los que tienen responsabilidades públicas como privadas, para evitar males mayores.
Aquí se nos está gobernando regodeándose en la fantasía de que nadie ha realizado la gestión que se lleva a cabo. Basta con hacerse la ilusión de que es así para pretender seguir al frente del Estado, y ese es ciertamente el peligro que debemos evitar. Hay que develar con tiempo el disfraz de esta fabulación partidaria, cargada de obstinados teóricos centrados en resolver el bienestar de ellos y allegados, es decir, a sí mismo.

