Opinión

Facetas de Escobar

Facetas  de Escobar

Como “El monstruo en primera plana”, la película del italiano Marco Bellocchio, series de televisión, largometrajes y diferentes biografías han puesto en primer plano la vida del poderoso narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria. Tratándose de una figura de su dimensión, que llegó a convertirse en uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo a través del negocio de las drogas, su trayectoria incita al morbo. Y más con los horrorosos crímenes y atentados que dirigió y las leyendas que se han construido alrededor de su persona.

Hasta uno de sus hijos describe a Escobar Gaviria como un matón despiadado. Sin embargo, era al mismo tiempo un padre tierno, que, tal vez como todo colombiano, profesaba interés por la lectura. En “Los días del dragón”, la periodista Silvia Hoyos cuenta que estando preso en la cárcel La Catedral, el narcotraficante le expresó en una correspondencia que sus días en prisión lo dedicaría a la lectura y que en ese momento leía a Stefan Sweig. Le decía que leía cuatro periódicos a diario, que aconsejaba a su hijo Juan Pablo sobre los peligros de la droga y el alcohol y que estaba orgulloso de su hija Manuela, a quien le grababa cuentos para que los escuchara antes de dormir.

Ese hombre, que mataba a sangre fría, que asoció su vida al terrorismo en Colombia, también se presentaba como un liberal, que renegaba del machismo y que pregonaba respeto a los homosexuales. No solo cuestionaba el capitalismo y la explotación, sino que se presentaba como respetuoso y solidario. Todavía en los segmentos más empobrecidos de Medellín se le rinde tributo por sus obras de caridad. Pese a la tenaz persecución entraba y salía normalmente a Estados Unidos, casi siempre, según se desprende de algunas reseñas en viajes de placer, en los cuales encontraba tiempo para mofarse del poderío estadounidense con alguna fotografía frente a la Casa Blanca. La trayectoria parece la de cualquier persona normal.

La careta se la quitó el diario El Espectador con la revelación de su pronutario criminal. Al perder su inmunidad y verse obligado a renunciar de una curul que ocupaba como diputado, Escobar Gaviria se refugió en su imperio criminal para vengarse del periódico que había publicado su historial delictivo, y del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Había tratado de comprar todas las ediciones del diario, pero no consiguió acallar la noticia sobre su prontuario criminal. Paradoja de la vida, el jefe del cartel de Medellín había ingresado a la política por medio del Partido Liberal, cuyo candidato de entonces, Luis Carlos Galán, llamaba a perseguir el narcotráfico.

La vida de Escobar Gaviria tiene, como la de algunos dictadores, elementos que pueden generar confusión. Pero todo lo que brilla no es oro.

El Nacional

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