La energía que liberan los rayos del sol se convierte en la maza que deviene en verdad. Esa luz que imana de un cuerpo y que se refleja en otro, denota todas las partes. El destello desplegado de La operación Falcón sacó a flote el equivocado camino de una parte de la sociedad.

Los antivalores en que se viene sustentando el país se pusieron en evidencia con este operativo en que participó la DEA, DNCD, con el auxilio del Ministerio Público, en el que fueron apresados legisladores, funcionarios y negociantes.

De todo este caos, en donde el narcotráfico y el lavado de activos son piedras angulares del hecho, es preocupante el ejemplo que se le da a la juventud, merecedora de valores que la encaucen por senderos de institucionalidad y transparencia.
El deseo de riqueza fácil se ha convertido en una subcultura que origina aberraciones y desnaturaliza las instituciones, repercutiendo en la conducta de mucha gente que busca imitar “pie juntilla”.
El poder que detentaron las personas involucradas en la Operación Falcón comporta una imagen totalmente distorsionada que contribuye a crear la creencia de que el camino para las metas y aspiraciones nunca debe ser institucionalidad y probidad.

Mal precedente, peor el paradigma, y nuevamente la sociedad sale derrotada, pues figuras de la política exhiben sus misérrimas maneras de lograr puestos con el oro manchado de peculado.
Es tiempo de que hagamos contracultura a fin de derrotar los falsos valores que se han fermentado en parte de nuestra idiosincrasia.

Por: Elvis Valoy
elvis.valoy@gmail.com