Opinión

Feliz Navidad

Feliz Navidad

Por:  Oquendo Medina

oquendomedina@hotmail.com

 

La familia del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) siente un gran regocijo al saber que finaliza el 2013 logrando la mayor capacitación que se le ha dado a los servidores públicos en su casi quince años de existencia. Efectivamente, por vez primera se logró capacitar a 21,651 servidores públicos pertenecientes a distintas instituciones gubernamentales.

Como institución formativa del Estado, sabiendo que los procesos de formación y capacitación de las personas nunca terminan, el INAP está en la obligación irrenunciable de capacitar cada año a la mayor cantidad de empleados públicos, para que estos entonces, en su función cotidiana, puedan brindarles a la sociedad un servicio a la altura de los nuevos tiempos.

Recordemos que la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa, la 14-91, fue aprobada en 1991. Y que su Reglamento de Aplicación, No. 81-94, apareció tres años más tarde. En dicho Reglamento se hablaba acerca de la creación y funciones que tendría el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP). Sin embargo, por razones desconocidas empezó sus funciones cinco años más tarde, en marzo de 1999.

En enero del 2008 el Poder Ejecutivo promulgó la Ley No. 41-08 de Función Pública, derogando así la Ley 14-91 de Servicio Civil y Carrera Administrativa y su Reglamento de Aplicación No. 81.94. Con la nueva Ley de Función Pública se creó la Secretaría de Estado de Administración Pública, hoy conocida como Ministerio de Administración Pública (MAP).

Correspondiéndole al INAP planificar, ejecutar, coordinar, darle seguimiento y evaluar los procesos de inducción, formación y capacitación de todos los servidores públicos del país. Ardua tarea que con mucho entusiasmo y profesionalidad realizan durante todo el año los empleados del INAP, a favor de una gestión pública eficiente y de calidad.

No existe arma más poderosa que la capacitación y la profesionalización de los servidores públicos para enfrentar los flagelos de la corrupción administrativa. Así es. Puesto que en la medida que capacitemos a los servidores públicos, en esa misma medida nos acercaremos mucho más a la ética y la transparencia en la administración pública.

Además, mucho más complacida queda la ciudadanía cuando, con todo su derecho, asiste a una institución pública en busca de una solución inmediata, exigiendo rapidez y cortesía en el servicio. ¡Feliz Navidad!

El Nacional

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