Con la muerte de Arieny Sánchez López, de 19 años, los femicidios, convertidos en una plaga, una vergüenza y un desafío, se eleva a 31 el número de mujeres víctimas de la violencia machista en lo que va de año.
No hay una fórmula mágica para prevenir esos femicidios que desde hace años enlutan a la familia y sacuden a la sociedad, pero no por ello debe dejar de buscarse una vacuna efectiva para combatirlos.
La joven Sánchez López fue ultimada de un disparo por su pareja, identificada como José Rafael Coste, de 24 años, en su residencia del sector Los Solares, en el Café de Herrera.
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Los familiares de la joven dicen que ella era víctima de violencia física, pero que por temor al marido o alguna razón nunca se atrevió a confesarlo.
Ese detalle puede ser importante en el diseño de una política más efectiva para combatir la infernal plaga que ha costado la vida a tantas mujeres.