Opinión

Feminicidio en La Victoria

Feminicidio en La Victoria

Susi Pola
susipola@gmail.com

La semana pasada, en ocasión de su visita conyugal a la cárcel de La Victoria, María del Carmen Henríquez B., de 22 años, fue asesinada por José Paulino Ovidio F., de 29, reo acusado de violar sexualmente a más de quince mujeres, entre ellas una menor de 15 años.

Ella era su pareja desde hacía unos dos años y su familia cuenta que después de tres meses de convivencia juntos, ella regresó a la casa materna porque él llegaba borracho con frecuencia, era agresivo, posesivo y celoso, tanto, refieren, que no quería que ella visitará a la familia y se juntara con sus amistades. Es decir, un reo acusado de violador en serie, con una historia de violencia doméstica y cuya situación no fue identificada por el sistema carcelario.

Las llamadas “visitas conyugales” no deben ser vistas como un privilegio sino como un derecho natural de cualquier ser humano, por lo que además de reconocer el respeto a ese derecho para los imputados internos en cáceles, también fuera deseable que sea una política para las imputadas internas.

En el contexto carcelario, existe la opinión generalizada de que las relaciones sexuales constituyen un mecanismo fisiológico por el que, la persona privada de la libertad, además de obtener una gratificación inmediata, disminuye los niveles de tensión física y emocional, provocadoras de violencia en las prisiones, lógica puede llevar a la legitimación del comercio sexual y la violencia contra las mujeres al interior de las prisiones.

El ser humano es sexual desde que nace hasta que muere y no se le puede privar de este componente de vida porque haya cometido una falta, sin embargo, institucionalmente, hay que saber si la falta cometida es por violencia contra la mujer, así como tener programas para la detección de estas violencias en los reos a favorecer.

Al parecer, María del Carmen Henríquez Boció, no escuchó a su madre, quien refiere haberle dicho muchas veces que no fuera a ver a José Ovidio Paulino, y el miércoles 28 de mayo pasado, él la estranguló, ahorcándose luego en el área de enfermería de la cárcel de La Victoria.

El escenario en que esta joven dominicana se encontró con la violencia de una muerte provocada por el desbalance de poder entre hombres y mujeres en nuestro país, es diferente a los usuales, señalándonos que la violencia machista, es por múltiples causas y se presenta en cualquier espacio.

El Estado dominicano, una vez más se deja sorprender, ahora en su sistema de justicia, por el impacto de una violencia que desesquematiza en su complejidad socio cultural. Definitivamente, hay poco empeño y poco dolor aún en las instituciones ubicadas en la ruta crítica que recorren víctimas y agresores.

 

 

 

El Nacional

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