A los políticos ni les va ni les viene, pero filípicas a su conducta como la formulada por el arzobispo metropolitano de Santiago, monseñor Freddy Bretón, son para reflexionar.

Al margen de los escándalos de corrupción que salpican a dirigentes y activistas, el religioso observó que República Dominicana fuera un mejor país si los políticos fueran más honestos.

Al no contarse con una estructura judicial independiente y competente, sino resultado de la misma deshonestidad denunciada por Bretón, la clase política no puede lavarse las manos.

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Lo que dijo monseñor Bretón con motivo de la celebración del Día de la Altagracia es el criterio que tienen amplios sectores sobre la clase política. Todos lo apoyarán de la boca para afuera. Pero como nadie se dará por aludido la crítica del religioso tendrá el mismo efecto de la voz que clama en el desierto. Ni más ni menos.