Cada vez que en el Teatro Nacional se anuncia la presentación de la Gala de Ganadores del Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O’Shea, la espero con lo que podría llamar placentera impaciencia.
El miércoles día 30 de este mes, el evento se iniciará con el ganador del tercer premio medalla de bronce, el solista ruso Aleksandr Kliuchko, interpretando de Johannes Brahms su Concierto No. 1 para piano y orquesta.
Lo hará bajo el marco musical de la Orquesta Sinfónica Nacional, conducida por el artífice de las manos y la batuta, el maestro José Antonio Molina, quien también dirigirá a los ganadores de las medallas de plata y oro.
Resulta paradójico que esta composición, que fue recibida con frialdad en sus primeras audiciones, es hoy uno de los conciertos más populares.
En el estreno dirigido por el maestro Joseph Joachim con el autor al piano, el auditorio mostró escaso interés.
Cinco días después, al ejecutarlo en la ciudad de Leipzig, Brahms escribió a Joachim. Calificando la presentación de un brillante y decisivo fracaso, y dijo de la segunda actuación que a ella no acudió público alguno.
Expresó que al final tres pares de manos se unieron muy lentamente en un débil aplauso, y añadió que un silbido reconocido prohibió cualquier otro tipo de demostración.
Sin embargo, confió en que el concierto hallará aprobación cuando haya mejorado su estructura corporal, para sonar muy diferente.
El Concierto No. 1 fue la primera gran obra orquestal de Brahms, y luego de sus rechazos recibió grandes elogios de afamados críticos y musicólogos.
Rachmaninoff: Rapsodia sobre un tema de Paganini- Será interpretada por el Segundo premio medalla de plata Yutong Sung. Sergei Rachmaninoff fue un director y compositor ruso de fama mundial.
Esta rapsodia fue compuesta en el año 1934, y el músico actuó como solista con la Orquesta Sinfónica de Filadelfia, bajo la dirección de Leopoldo Stokowski, en la ciudad norteamericano de Baltimore.
Debido a la fama que ostentó en sus años de madurez, participó en tantos conciertos que no dispuso de mucho tiempo para componer.
Rachmaninoff solía crear en relativa reclusión, por lo cual se mudó a una casa en el Lago de los cuatro cantones, cerca de la ciudad suiza de Lucerna.
Al escribir allí la popular rapsodia, expresó que era una pieza larga, con duración de veinte a veinticinco minutos.
La calificó de difícil, y que debía comenzar a practicarla, pero que cada año se tornaba más perezoso en su trabajo de digitación.
La obra está basada tanto en la música del gran violinista que en esencia inventó el virtuosismo, como en la personalidad de este.
Utilizó el tema del último de los 24 caprichos de Paganini para violín solista, y también el Canto de muerte, citado por Liszt en su Totentanz, y por Berlioz en su Sinfonía Fantástica.
Serguei Prokofiev- Concierto No. 3 para piano y orquesta- Interpretado por el Ucraniano Dmitro Choni, Primer premio medalla de oro.
Prokofiev fue un joven talentoso, altanero, terco y obstinado, que a los seis años tenía gran desenvoltura en el piano, y a los diez intentó componer una ópera, por lo cual algunas personas llegaron a considerarlo un genio.
Llevó al Conservatorio de San Petersburgo, donde estudiaba, cuatro óperas, una sinfonía, dos sonatas y otras piezas para piano.
Escribió cinco conciertos para piano, de los cuales el más popular e interpretado es el número 3 en do mayor.
Diferente a los conciertos de la autoría de muchos compositores románticos, en los de Prokofiev la orquesta tiene un rol de supremacía sobre el solista.
Poseedor de un estilo de interpretación de gran sonoridad, esto determinaba que el piano adquiriera las características de un instrumento de percusión.
Críticos musicales llegaron a afirmar que Prokofiev parecía que tocaba el piano como si lo hiciera con manos y dedos de acero.
Pero el paso esclarecedor del tiempo lo ha colocado junto a los grandes genios del género sinfónico.