La historia se escribe con hechos que marcan un antes y un después. El encuentro sostenido este 14 de mayo entre el presidente Luis Abinader y los expresidentes Leonel Fernández, Danilo Medina e Hipólito Mejía entra en esa categoría. No fue solo una reunión de exmandatarios. Fue un acto de madurez, de responsabilidad y, sobre todo, de afirmación nacional.

En medio de la peor crisis institucional y humanitaria que ha vivido Haití en décadas —cuyas consecuencias ya han hecho metástasis en el tejido social dominicano—, la imagen de los cuatro líderes juntos envía un mensaje que trasciende el protocolo: la República Dominicana no está sola ni dividida en este desafío. Está cohesionada, atenta y decidida a proteger su soberanía.

El país ganó, no por las soluciones inmediatas, que aún están por definirse, sino por el gesto político de altura que se produjo. Este encuentro —convocado por el presidente Abinader y acogido sin reparos por sus antecesores— puso por encima de los colores partidarios el interés nacional, en un contexto donde la polarización amenaza la capacidad de acción estatal.

El comunicado conjunto, leído por el vocero oficial Homero Figueroa, acompañado de los representantes del PLD y su presidente Danilo Medina, así como de la Fuerza del Pueblo y su presidente Leonel Fernández, recoge acuerdos trascendentales: conformación de equipos de trabajo para definir una política nacional sobre Haití, convocatoria al Consejo Económico y Social (CES) con la participación de los expresidentes, informes periódicos sobre seguridad nacional y una política exterior unificada. Son compromisos que, bien ejecutados, pueden marcar un nuevo paradigma en la gobernanza de crisis.
Más revelador aún fue el silencio.

Ninguno de los protagonistas emitió declaraciones individuales. Un silencio que, en política, a veces dice más que mil palabras. Un silencio que refleja tacto, madurez y entendimiento de que el momento requería sobriedad, no titulares. Aunque, seamos honestos, ese freno difícilmente perdurará demasiado tiempo en el agitado entorno político dominicano.

Por: Elvis Lima

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