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Gente y sociedad

Gente y sociedad

Eduardo Álvarez

Por Eduardo Álvarez cenitrd@gmail.com

Las sociedades generan diversos personajes con sus peculiaridades. Configuran una característica particular que define su identidad, poniendo aparte las valoraciones y méritos personales, útiles apenas en cada núcleo familiar, laboral y social.

La gente alegre conforma grupos tan divertidos como entretenidos. Igual, la triste y deprimida construye su drama. En la primera clasificación, las obligaciones se tornan lúdicas, en sitios diseñados y levantados por ese tipo de comunidades. Da gusto estar ahí con personas así.

Encuentras en ellas a encantadores, pesados, sensibles, apáticos, bufones, trágico, refinados, toscos, inteligentes, brutos, amigables, recelosos, optimistas, pesimistas, paciemtes, impacientes. En fin. Todos con un rol, no necesariamente útil, pero sí determinante.

La gente alegre conforma grupos divertidos
Estamos ante personalidades variopintas cuyo común denominador está en propósitos que van de la mano de una arquitectura urbana y un comportamiento colectivo avanzado y progresista que pauta una ruta social y económica preponderante.

Lo que importa, en su conjunto, es la visión de progreso, cuya misión marca el bien común en proyectos compartidos y participativos donde el Estado y la ciudad determinen el valor y la condición esencial de la gente -personas, ciudadanos, comunitarios-, como el eje central del crecimiento y desarrollo de toda sociedad. Cada individuo es útil y esencial a los fines colectivos.

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