Opinión Articulistas

Golpe mediático

Golpe mediático

Ramón Rodríguez

En nuestra República Dominicana, la mayoría de los actores políticos se han quedado totalmente rezagados, ignorando que con la declaración de la muerte de los grandes relatos por Jean François Lyotard, la única validación que les queda junto a sus organizaciones, es defender sus espacios de legitimidad con un trabajode gran impacto social que muestre inequívocos resultados.

Ikram Antaki, aquella genial antropóloga Siria que hizo de México su segunda patria, se adelantó a su tiempo y manifestó que el hombre de la posverdad estaba cargado de informaciones, pero que era incapaz de pensar al actuar sobre un sistema de creencias. Sin un juicio fundamentado en el pensamiento crítico, yo le añadiría.

Observo como la oposición política, representada por la Fuerza del Pueblo y el PLD, provoca un golpe mediático, con una narrativa que busca acorralar al gobierno del Partido Revolucionario Moderno. La oposición acude válidamente, a aquella teoría de la aguja hipodérmica.

Se inyecta un mensaje cargado de pesimismo y desesperanza y se repite constantemente como ‘’ bala mágica’’ para intentar cambiar actitudes o provocar rechazos. El PRM está recibiendo esos efectos, sin capacidad de respuesta, pues hasta el momento, solamente el presidente Luis Abinader y el doctor Guido Gómez Mazara, enfrentan la embestida opositora.

Consciente de que la gestión comunicativa del Partido Revolucionario Moderno es pésima, la Fuerza del Pueblo y el Partido de la Liberación se decantan por dirigir sus ataques en el área económica, creando una atmósfera de desaliento en la sociedad dominicana.

La verdad siempre ha sido un instrumento de la política y más ahora que prácticamente se ha decretado la muerte de las ideas. Gobierno y oposición jugarán sus cartas estratégicas fuera de toda ética aristotélica. Lo que importa es: mantenerse en el poder o llegar al poder.

La era digital se presta a los golpes de Estado mediáticos. Es entendible que las fuerzas adversas al gobierno, jugarán al descrédito con verdades, medias verdades y mentiras, mientras que el gobierno, deberá hacer valer su verdad con la fuerza que otorga el poder.

Por: Ramón Rodríguez
centrodeidiomaswashington@gm

El Nacional

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