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Gran Santo Domingo, una ciudad hostil para 3.5 millones habitantes

Gran Santo Domingo, una ciudad hostil para 3.5 millones habitantes

El Gran Santo Domingo se ha convertido en una ciudad hostil, ya que a cada instante pone en riesgo la integridad física de sus habitantes y visitantes, debido a la inseguridad en todos los sentidos que se experimenta por la criminalidad, el deterioro y ocupación de las vías, el cúmulo de basura y la contaminación.

Se usa el término hostil para indicar que una persona, situación, ambiente o ciudad es agresivo, desagradable y peligroso. ¿Pero que hace que una ciudad sea llamada hostil? Son muchas las razones, y no solo hay que hablar de inseguridad por la delincuencia o por accidentes de tránsito, aunque estos estén incluidos.

Hay que señalar cuando se camina por una acera, deshecha, con hoyos de alcantarillas sin tapas, con carros mal aparcados, y escaleras construidas en plena vía. Además de la modificación por parte de residencias y pequeños negocios de las aceras, con cerámicas inadecuadas para uso en exteriores, son distintas formas de hostilidad ya que atenta contra la seguridad de los transeúntes.

Los hoyos sin tapas pueden ocasionar que peatones o animales caigan en ellos. Las escaleras construidas en la vía dificultan el paso de las personas pero también ocasionan que en las noches se choque con ellas.

Además de los negocios que se instalan incluso en plena calzada con carpas que originan tapones y problemas para el fluido tránsito de vehículos.

En un gran taller, una gran cocina y un enorme mercado es en lo que se ha transformado el Distrito Nacional, y la provincia Santo Domingo, en donde sus calles y aceras operan negocios de todo tipos tales como talleres (mecánica, reparación de carros y electrodomésticos) ebanisterías, comedores, cafeterías, tiendas de ropas, puestos de ventas de víveres, empanadas etc.

Todas las personas viven su día a día en un ir y venir; unos son peatones, transeúntes, compradores, clientes, presas o víctimas, como quiera usted llamarlo; los otros son vendedores, cazadores, facilitadores o simplemente vividores.

Aunque con motivaciones totalmente diferentes todos estos actores están atrapados en el mismo escenario con intereses entrelazados en una misma red de supervivencia, pero a la gran mayoría de estos individuos, solo le interesa su conveniencia y no tienen nada que ver con el cumplimiento de las leyes, y muchos menos con el respeto al derecho ajeno y a las buenas costumbres.

Como si fuera poco están las autoridades de los ayuntamientos, la Policía Nacional y los agentes de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), tres instituciones que operaran de manera independiente y descoordinada. Si trabajaran con un plan en común otra cosa seria.

Si un policía, ya sea nacional o municipal o agente de la DIGESETT actuara cuando viera una persona instalando un tarantín o carpa en medio de la vía; si hiciera algo cuando notara que un ciudadano tira basura o escombro en un lugar público, o cuando alguien intente vender en la calle, la historia de la ciudad sería muy diferente a la que se cuenta en la actualidad.

Para citar un ejemplo en otros países los agentes policiales no solo están para combatir el crimen sino también para hacer respetar la ley, es decir de la misma forma que un patrullero interviene en un intento de atraco o asesinato, lo hace ante una violación a la ley de transito o de espacio público.
Ayuntamientos

Las autoridades municipales juegan un papel a medias como organismo encargado de la administración local responsable de todo lo referente al gobierno municipal. Deberían trabajar más y hacer cumplir las leyes sin importales en lo inmediato las consecuencias, siempre y cuando todo se haga dentro del marco al respecto a la ley y la constitución del país.

Ocuparse de cosas como el alumbrado público, cuidado de los cementerios, recogida de residuos, limpieza de alcantarillado, parques públicos, tratamiento de restos de construcción de aceras y contenes, el ordenamiento del tránsito vehicular, etc. y todo lo referente a la contaminación en sentido general, esas son atribuciones de las alcaldías.

En el Gran Santo Domingo casi ninguno de los ayuntamientos parecen estar cercanos a los ciudadanos, sino más bien que están bastante lejos de ellos y algunos hasta se creen que fueron elegidos solo para recoger basura, y ni siquiera eso hacen, como ocurre en la actualidad.

Realizar una gestión eficiente, enfocada en mejorar la vida de los ciudadanos, administrando de manera responsable los recursos que reciben del gobierno central, y de los impuestos que cobran de manera independiente, es algo que parece no ser una prioridad de algunas de estas instituciones.

Ahora bien hasta que no haya una colaboración entre ayuntamiento, gobierno central, empresas privadas, grandes y pequeños comerciantes, juntas de vecinos, y el ciudadano común, ninguna gestión municipal podrá tener éxito a cabalidad, en la realización de grandes proyectos de desarrollo comunitario.

 

Ciudadano común
No hay dudas de la hostilidad del Gran Santo Domingo, pero después constatar la situación en que se vive en esta demarcación geográfica hay que señalar que el ciudadano común es tan responsable del desorden que impera en todos los barrios y sectores, como lo son las mismas autoridades municipales.

Es el ciudadano común quien tira la basura en las calles, aunque haya días específicos para sacarlas, por el paso de los camiones recolectores. Son los pequeños comerciantes los que ocupan los frentes de sus negocios con sillas y mesas. Son los tricicleros los que botan las basuras de los residuos de sus ventas en cualquier esquina.

Son los hombres sin empleos o padres de familias que se convierten en vendedores callejeros, limpiavidrios, lavadores o parqueadores de autos, sin importales si están violando la Ley 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial.

Ver un vehículo con una bolsa plástica de basura transitar por las calles de la ciudad en horas de la mañana es algo normal. La acción consiste en que el conductor pone en el bonete o techo de su carro la bolsa de basura que debe botar de su casa.

Después de arrancar y tomar cierta velocidad es casi seguro que la bolsa terminara tirada en el pavimento y toda la basura dispersa en el suelo. Esto lo hacen porque aparte de no tener conciencia cívica no hay sanciones.

Todo indica que en lo inmediato no hay solución al problema de la contaminación visual ocasionada por la arrabalización, la instalación de tarantines, carpas y talleres en las aceras.

Tampoco habrá nada que hacer para eliminar la maraña de alambres del tendido eléctrico, y los altos niveles de contaminación sónica en todo el territorio.

A pesar de la ley de tránsito el caos en el transporte de la ciudad continúa como siempre, entre otros males. Aunque es mejor decir que al parecer en estos últimos tres años de gestión ninguna alcaldía ha hecho lo suficiente en busca de una solución a estos males. Vale destacar que algunas han trabajado más que otras y pueden mostrar uno que otro avance.

Hay que entender que las obligaciones de los ciudadanos no son solo ir a votar durante las elecciones, o protestar cuando alguna entidad viole sus derechos. Son también obligaciones, respetar las leyes existentes y colaborar para que las autoridades puedan mejorar su labor de gobernar de manera más eficaz la demarcación que le corresponde.

 

La teoría de las ventanas rotas
Esta teoría está basada en un experimento que realizó Philip Zimbardo, psicólogo de la Universidad de Stanford en 1969. Se abandonaron dos vehículos del mismo año, el mismo modelo y las mismas condiciones físicas, sin las placas y las puertas abiertas para estudiar qué ocurría. Uno en un barrio del Bronx de Nueva York, el otro en un exclusivo sector exclusivo de Palo Alto en California.

El carro dejado en el barrio pobre, solo en tres días ya estaba totalmente desmantelado (sin puertas, asientos, neumáticos, cristales, sin nada) después que no tenía nada de valor, fue destruido. Sin embargo el vehículo que fue dejado en Palo Alto, no le pasó nada.

Pero ahí no termina todo. El psicólogo dio martillazos a la carrocería y rompió algunos cristales del vehículo que estaba intacto, esto actuó como un detonante para los ciudadanos de Palo Alto, ya que varias horas después el carro estaba tan destrozado como el del Bronx.

Este experimento dio origen la teoría de las ventanas rotas, elaborada por James Wilson y George Kelling en donde se explica que si en un edificio aparece una ventana rota y no se arregla pronto, inmediatamente el resto de ventanas acaban siendo destrozadas por los ciudadanos.

Aplicado a la situación actual del Gran Santo Domingo, se puede decir que hay un contagio a las violaciones a la ley, por no haber sanciones. Es decir si un hombre ocupa un espacio público y no es detenido y sancionado por las autoridades, otros harán lo mismo.

 

Ley No. 120-99

Esta ley prohíbe a toda persona física o moral tirar desperdicios sólidos y de cualquier naturaleza en calles, aceras, parques, carreteras, contenes, caminos, balnearios, mares, ríos, etc. Además prohíbe a los a los propietarios e inquilinos de hogares y establecimientos comerciales sacar basura, desechos o desperdicios en horas distintas a las establecidas por los ayuntamientos.

Las sanciones pueden ser de entre dos a diez días en prisión y una multa económica que puede ir de 500 a 1,000 pesos. En casos extremos se pueden aplicar ambas medidas.

 

Metropolis
El Gran Santo Domingo, es el término utilizado para referirse a todo el territorio del Distrito Nacional, la provincia de Santo Domingo y el Municipio de Bajos de Haina, cuyas características económicas, territoriales y urbanas la convierten en una sola estructura territorial de carácter metropolitano.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, en 2010 tenía una población total de 3.5 millones de habitantes.

Efecto dominó la acumulación de basura y plásticos nunca dejaran de estar presente en la zona costera de la capital (mar Caribe playas SANSOUCI, San Gil, Guibia) hasta tanto no se resuelva el problema de la recogida de basura en el Gran Santo Domingo, ya que muchos de estos desperdicios terminan en las cañadas y ríos, y de ahí pasan al mar. Esta imagen fue tomada esta mañana en la rivera Este del Rio Ozama. Jorge Gonzalez

Efecto dominó la acumulación de basura y plásticos nunca dejaran de estar presente en la zona costera de la capital (mar Caribe playas SANSOUCI, San Gil, Guibia) hasta tanto no se resuelva el problema de la recogida de basura en el Gran Santo Domingo, ya que muchos de estos desperdicios terminan en las cañadas y ríos, y de ahí pasan al mar. Esta imagen fue tomada esta mañana en la rivera Este del Rio Ozama. Jorge Gonzalez

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