El terremoto de 5,3 grados que se sintió ayer con relativa fuerza en todo el territorio nacional, constituye una voz de alerta sobre la necesidad de que Gobierno y población promuevan una cultura de prevención ante un tipo de evento sismológico que en cualquier momento podría causar una catástrofe.
Ese sismo tuvo su epicentro en el mar Caribe a 36 kilómetros al sur-sureste de Las Calderas, Peravia, con una profundidad de 36 kilómetros, sin reporte de daños, aunque sí fue causa de sobresaltos en ciudadanos que despavoridos salieron a las calles.
Se ha dicho que el sismo se produjo en la misma falla tectónica que provocó en 2010 el terremoto de 7.0 en Puerto Príncipe; de 6.4, el 6 de enero de 2020, en Puerto Rico y de 7.2, el 14 de agosto de 2021, en Les Cayes, Haití, aunque el de ayer no produjo pérdidas de vidas ni daños a infraestructuras.
Por la relativa severidad de la sacudida, el Comité de Operaciones de Emergencias (COE) activó el Plan de Contingencia contra Terremotos, que incluye verificación de posibles daños a edificaciones, autopistas, carreteras, redes eléctricas y de comunicación.
Lo deseable sería que la ciudadanía asuma el protocolo de prevención contra sismos con la misma intensidad que afronta el paso por el territorio nacional de huracanes, ciclones o tormentas, aunque los movimientos telúricos ocurren de improviso y con mayor crudeza en zonas geográficas específicas.
El territorio de la isla Hispaniola está marcado por once fallas tectónicas, todas las cuales poseen potencialidades de producir sismos o tsunamis, además del virtual peligro que representan otras irregularidades geológicas de carácter regional.
Así como las autoridades instruyen y orientan a la población sobre qué hacer ante el posible paso de un huracán, incluidos escenarios de inundaciones y deslizamientos, se requiere también educar a la ciudadanía sobre formas de afrontar un terremoto de cualquier magnitud.
A pesar de que tuvo una intensidad de 5,3 grados y su epicentro cerca de las costas de Peravia, los efectos del sismo de ayer se redujeron a un gran susto, pero también debería asumirse como señal de alarma para que autoridades y población asuman con absoluta responsabilidad una cultura de prevención y mitigación de desastres.