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Gratitud a las juezas

Gratitud  a las juezas

La semana pasada, la Asociación de Juezas de la República Dominicana (AJURD),que congrega también a juezas del Poder Judicial y del Tribunal Superior Electoral, presentó la proyección del corto documental “A la deriva” autoría de la cineasta Paula Cury Melo, acerca de lo que viven las adolescentes embarazadas en el país.

En la presentación, la magistrada Katia Miguelina Jiménez Martínez recordaba cómo República Dominicana cuenta con la tasa más alta de embarazos en la región de América Latina y el Caribe, de acuerdo a la OPS, recordaba que la situación debería ser reconocida por el Estado dominicano como una emergencia nacional y, además, decía que “se precisa romper con aspectos culturales y sociales que no ayudan a enfrentar la situación, ya que en República Dominicana se ve de manera común que un hombre mantenga una relación con una niña o adolescente”.

A su vez, la prensa reseña la intervención de la propia cineasta, Paula Cury Melo, expresando el propio empeño en “transmitir el mensaje de que, mientras a las mujeres se les niegue su plena libertad reproductiva, las niñas seguirán quedando embarazadas y las puertas de oportunidades y posibilidades permanecerán cerradas para ellas”.

Es de mucha fuerza ver a las juezas dominicanas unidas alrededor de un problema socio cultural tan grave para un país como el nuestro, donde una de cada cinco niñas o adolescentes es madre o está embarazada, y que ellas nos recuerden la importancia de mantener la necesidad de un tema que apunta al propio presente y futuro del país.

El embarazo en niñas y adolescentes es fruto de una educación que no es la que se trata de promover, sino, la que se trata de preservar: poca información y solo reservada a las personas adultas, enseñanza en la violencia y el castigo, diferencias sociales marcadas mantenidas, y exclusión total que reduce la visión del “deber ser”, a modelos autoritarios y masculinos.

Entonces, cuando se habla de estos resultados alarmantes, también se habla de que lo son a fuerza de vivir ignorando el respeto por todas las personas, sean como sean, y todos los derechos individuales y colectivos que se pisotean constantemente desde hace mucho tiempo.

Y se sigue hablando de un modelo de familia nuclear que no existe en nuestro país, en lugar de mirar la realidad que se engulle a la niñez dominicana maltratada mil veces por el entorno directo, la comunidad, la sociedad entera y por la irresponsabilidad de quienes gobiernan en turno sin tener ningún pudor de sacrificarla.

El Nacional

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