De poco sirve que Salud Pública intervenga barrios o comunidades donde se reportan contagios de cólera, si cada semana miles de haitianos ingresan por la frontera sin el más mínimo requerimiento de previsión contra una epidemia que asola a esa nación.
En Haití han muerto más de 600 personas a causa del cólera que ha contagiado a miles más, que no reciben adecuado tratamiento médico porque los hospitales operan precariamente y las bandas armadas impiden que brigadas sanitarias penetren a barrios y comunidades.
En la frontera operan tres grandes mercados binacionales y otra decena de pequeños centros de intercambio de provisiones en poblaciones adyacentes, por lo que se cuentan por muchos miles los haitianos que cruzan hacia el lado este a comprar o vender productos diversos.
Es en ese escenario donde prevalece riesgo de contagio de cólera porque las autoridades dominicanas no aplican protocolos sanitarios a los participantes nacionales y extranjeros en esos mercados, como fue de rigor durante la pandemia de coronavirus.
En un reportaje publicado ayer en El Nacional se revela que ya no funcionan las llaves públicas, que permitía a haitianos visitantes asear con agua y jabón manos, brazos y rostro, como tampoco operan lugares para higienizar pies o calzados y evitar el ingreso de virus o bacterias.
La primera persona contagiada por cólera en el territorio nacional correspondió a una ciudadana haitiana que había regresado desde Haití a su residencia en Higüey, como también se sabe que una cantidad significativa de los más de 80 afectados por la enfermedad son haitianos.
La razón por la que se reclama imponer estricto protocolo sanitario en la frontera es porque Haití sufre una epidemia del cólera, que ha causado centenares de muertos y miles de contagiados y porque en 2011, cuando padeció un primer brote que provocó miles de fallecimientos, aquí murieron más de 400 personas por esa causa.
Se resalta que Salud Pública aplica cordones sanitarios en barrios y comunidades donde se detectan casos de cólera, pero se deplora que no se aplique el mismo protocolo en los lugares donde miles de haitianos interactúan con dominicanos, con elevado riesgo de contagio. Se trata pues de una inobservancia que raya en la irresponsabilidad.