El presidente Joe Biden habla sobre la invasión rusa de Ucrania durante una conferencia de prensa después de una cumbre de la OTAN y una reunión del Grupo de los Siete en la sede de la OTAN, el jueves 24 de marzo de 2022 en Bruselas. (Foto AP/Evan Vucci)
Haití, una nación devastada por huracanes, inundaciones y otros fenómenos y con una permanente crisis de gobernabilidad, vuelve a entrar en la agenda de Estados Unidos.
El presidente Joe Biden ha anunciado la implementación de una estrategia a 10 años destinada a frenar conflictos, fortalecer instituciones y establecer un ambiente de paz, aunque los fondos para esa labor lucen exiguos.
El proyecto no es exclusivo de la vecina República, pero, por sus deplorables condiciones políticas, económicas y sociales, es importante que Washington la incluyera en el programa de asistencia.
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Tan frágiles son las instituciones en Haití que a casi ocho meses de ejecutarse, el asesinato del presidente Jovenel Moïse todavía está impune.
Haití no puede permanecer como una amenaza para sus vecinos y la región, pero tampoco como una vergüenza para las grandes potencias.
