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Haití en las antípodas

Haití en las antípodas

Elvis Valoy

Llegado el siglo XX, Haití continuó por su pendiente involutiva, sumiéndose aún más en la miseria y el atraso. Iniciada esa centuria, sólo el gobierno de Dumarsais Estimé (1946-1950) aplicó reformas, siendo derrocado por militares apoyados por Estados Unidos. Luego subió al poder en Haití el dictador Paul Eugène Magloire, quien gobernó de 1950 a 1956. A partir de ese momento se inicia en Haití una época de regímenes militares, hundiendo aún más a la sociedad haitiana en el rezago, la anarquía y la desgracia, reavivándose las eternas luchas entre las élites negras y mulatas.  

Todo esto fue el preámbulo para la llegada al gobierno  de la dictadura más atroz del continente, solo superada en América por Trujillo. Me refiero a la de François Duvalier (Papa Doc), quien ganó las elecciones de 1957 en Haití, para gobernar hasta su muerte en 1971.

Papa Doc defenestró a la élite mulata que hasta el momento gobernaba el vecino país. El férreo dictador acuñó la frase “Haití c´est moi” (Haití soy yo), convirtiendo la nación haitiana en una especie de Estado Bonapartista, en donde él estaba por encima de las clases sociales y la sociedad.

Demagogo como el que más, Duvalier Padre hacía gala de su negritud y se asumió como sacerdote del Vudú, utilizando esas creencias populares para consolidarse en su poder unipersonal, todo eso con el apoyo irrestricto de los cuerpos castrenses, los tontons-macoutes, y los Estados Unidos, estos últimos urgidos por la Guerra Fría.

Muerto Papa Doc dejando a Haití en el colapso total, hereda el poder con 19 años de edad su hijo Jean-Claude Duvalier (Baby Doc), proclamando que si su padre pudo hacer “la revolución política”, él haría la “revolución económica”. Nada más alejado de la realidad.

A la salida del poder de Baby Doc en 1986, éste dejó un Haití sin salud, ni educación, ni instituciones sólidas, sin agricultura y sin infraestructuras, siendo su impronta un país sumido en la pobreza total, con un prontuario de robos y crímenes cometidos por los tontos-macoutes, y una acentuada migración campo-ciudad, que hipertrofió sus zonas urbanas,  y éxodo hacia el extranjero, enviando fuera de Haití a bien formados  recursos humanos  que fueron a parar a Canadá, Estados Unidos, Francia y Suiza.   

Seguiré en la próxima entrega.

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