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Haití y el bosque

Haití y el bosque

Hugo Ysalguez

Mientras la República Dominicana busca afanosamente proteger su recurso hídrico, a través de un amplio programa de reforestación que hasta hoy durante casi dos años, ha podido sembrar más de cuatro millones de árboles, tenemos un peligroso enemigo que nos acecha para seguir una imparable deforestación que hiere de muerte, nuestras cuencas hidrográficas, afectando áreas protegidas que deben estar blindadas de protección para no quedarnos sin agua.

 Las zonas que necesitan mayor vigilancia y seguridad para garantizar el recurso hídrico son los parques nacionales de Valle Nuevo, los Haitises y Sierra de Bahoruco. También el país posee una enorme biodiversidad, en la que resalta el Lago Enriquillo, el único que posee agua saldada del Caribe y que posee cocodrilos, y hasta esos lugares llegan las manos devastadoras de los haitianos ilegales que siguen su indetenible inmigración al territorio de la parte oriental de la isla, pese a los incesantes esfuerzos de la dirección de Migración, auxiliada por los soldados del Ejército Nacional, en la deportación de indocumentados, en una tarea que merece el reconocimiento de los que se empeñan en proteger la dignidad y el decoro de la Patria.

 Actualmente, el gobierno central , a través del ministerio de Medio Ambiente, realiza gestiones para conseguir fondos y ampliar nuestra capacidad boscosa que  está situada en un 42 por ciento, en tanto Haití es menos del 1 por ciento y su capa vegetal está prácticamente en cero, y allí es difícil encontrar un frondoso árbol que con su sombra generosa, pueda ser un refugio acogedor para un ciudadano afectado por el terrible calor que prevalece casi todo el año del calendario, sin ningún respiro que no sea recibir el impacto de un sol incandescente .

 El Instituto Nacional Forestal identificó 1.8 millones de hectáreas de bosques, lo que equivale a un 37.7 de nuestro territorio, más un 5.1 por ciento de superficie de árboles frutales, tales como café y cacao con sombras, en comparación con Haití que ha sufrido una amplia devastación ambiental, disminuyendo drásticamente su cobertura forestal, lo que significa que si los dominicanos nos descuidamos de la voracidad de destrucción de los haitianos, pronto seríamos un nuevo Sahara.

 En su análisis, extraído de un estudio, el instituto forestal, señala el interés de proporcionar información actualizada acerca de los estados de los bosques, su composición y existencia del volumen de biomasa y carbono a fin de destacar su importancia de la preservación de los mismos y su función en la producción de agua. Las estadísticas  nos conducen a una gran reflexión de la necesidad de que  nos empeñemos más en la preservación de nuestra fauna y flora.