Después de analizar la Convención Demócrata, estoy convencida de que lo mejor que le ha sucedido a Hillary Clinton es tener un adversario como Donald Trump. Hillary será electa, para horror de todos los machistas del mundo. Y solo ese horror explica la celeridad de los “dipumachotados” dominicanos por mantener la espada de Damocles del la condena al aborto terapéutico sobre nuestras mujeres.

Lamento decir que no creo en los pataleos del Presidente Danilo Medina, vía su vocero, porque en un país como el nuestro ningún diputado desafía una directriz presidencial.

Creo que las mujeres nos ganamos este voto, por no entender que estamos en una guerra donde los peores hombres no van a ceder su poder. Esperar de su buena voluntad que nos salven la vida es, si no un acto de irresponsabilidad, de profunda ingenuidad. Y no es tiempo de ingenuidades.

Desenmascarar a los legisladores es una guerra de vida o muerte

Apuesto a que las mujeres no conocen los nombres de todos los Diputados. Desconocen el ámbito familiar del cual provienen, olvidando que hijo de abusador abusador será; hijo de padrote, padrote será; hijo de promiscuo, promiscuo será; hijo de corrupto, corrupto será. También ignoran su historial con el abuso, el incesto, el «querídismo», o todo lo contrario. Algo que hay que averiguar para saber quiénes pueden llegar a ser nuestros aliados.

Con esos datos, las mujeres sabrían qué hacer frente a eso personajillos en el Congreso y desenmascararlos, porque esta es una guerra a vida o muerte y ya basta de que muchas de las que intentan ser voceras de las sin voz vean al feminismo como una escalera de ascenso social, ya sea por lo salarios, el saquito de lino, el figureo o los viajes.

De que vean con la ojeriza de toda recién llegada a quienes presumen poseen lo que siempre aspiraron tener. Entonces, o no preparamos para la guerra, o nos matarán en cada mujer que muere de complicaciones por el embarazo, o por abortos clandestinos, que atentan contra la vida, pero la propia.

Ninguna enseñanza espiritual plantea que la vida comienza en la concepción. Comienza al nacer y es vida cuando no se limita a lo biológico.

No hay otra alernativa que actuar como fuerza o ser cómplices del atentado de los “Dipumachotados” contra lo derechos humanos de la mitad de la humanidad, colocándonos una vez mas en el mapamundi de la ignominia.