Películas siempre habrá muchas en cartelera. Buenas, malas y regulares. Pero una producción que asalte los sentidos, que ostente una impecable dirección de arte, que contenga unas aleccionadoras y muy profesionales actuaciones infantiles, con un guión que sea motivador y homenajeador del origen del cine- tema que no cede jamás sus influencias- no son tantas. Hugo es una de ellas.
Hugo Cabret, personificado por el niño Asa Butterfield, se inicia con una inolvidable toma corrida en contrapicado en movimiento, que va descendiendo, serpenteando entre personas para llegar a su escena vital, dando origen a una de las experiencias más gratificantes que hemos tenido en la gran pantalla, en la función de prensa a que llamó Caribbean Cinemas en Cinema Centro.
Martín Scorsese muestra lo que es la maestría de un viejo lobo, instintivo, diestro en cada lance, en cada escena.
Las 11 nominaciones al Oscar de Hugo, no resultan de complacencia alguna de la Academia con este director al que más de una vez lo han dejado sentado a la espera de su estatuilla.