La Iglesia católica, que mal guardaba sus apariencias, entró en el proselitismo electoral al llamar a votar por 50 candidatos del PRM, 32 del PLD, 26 de Fuerza del Pueblo, 6 del PRSC y 2 de Generación de Servidores.

No han trascendido los nombres y apellidos de esos candidatos identificados como provida, pero es obvio que con la intervención el clero pone a prueba su influencia social e incluso permite evaluar el sentir del electorado sobre la interrupción del embarazo.

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La Iglesia ha encontrado mucho eco por lo menos en sus denuncias sobre los problemas sociales y contra la corrupción. Pero ahora no se trata de denuncias, sino de elegir a sus preferidos en las votaciones.

A la Iglesia no le ha bastado con su discurso genérico contra las excepciones para el aborto, tema que se considera más científico que religioso, sino que se ha decidido por una evaluación para impulsar candidatos.

Si algo le faltó fue identificar a los que desde su punto de vista el electorado no debería escoger. Pero es obvio que sería demasiado, pues tendría que hacer alusión al presidente Luis Abinader, quien favorece las causales para interrumpir el embarazo.