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Independencia dominicana y el tema racial

Independencia dominicana y el tema racial

Un factor, entre otros, que condujo a los dominicanos a rebelarse contra las autoridades haitianas en 1844, fue el racial. Quien fuera cónsul británico en Haití, Sir John Spencer, describió con nitidez en su testimonio The Black Republic, la percepción que poseían los mulatos haitianos de la cuestión racial: “los mulatos odian a los blancos y deprecian a los negros”, observación que permite comprender como la oligarquía militar mulata que dirigió la isla durante 25 años, se distanciaría de manera suicida de los negros de ambos lados, y de gran parte de los blancos.

Durante el gobierno de Boyer (1816-1843) la realidad fue compleja. En principio vieron en una pequeña porción de las “élites blancas” hispano-dominicanas aliados posibles, pero en la realidad los blancos no colaboradores fueron despojados de sus bienes. Al respecto afirmó el historiador haitiano Dorsainvil, en su Manual de Historia de Haití: “Desde agosto 1822 se había aplicado a una población, blanca en su cuarta parte, los artículos de la constitución haitiana (38, 39) referentes a la propiedad inmobiliaria; aquellas restricciones fueron mantenidas y hasta agravadas en 1843”.

Más aún, ningún blanco fue admitido en los tres batallones del ejército (31, 32, 33), que campeaban en esta parte de la isla. Fueron, eso sí, incorporados al servicio militar en unidades de apoyo.

La exclusión para los altos cargos fue extendida a todos los dominicanos, pues en efecto ningún dominicano fue secretario de Estado, y fueron excluidos de los puestos de comandante distrital, el rango más codiciado del ejército. En 1843 solo dos oficiales dominicanos fueron ascendidos a generales: el pardo (en la fenotipia haitiana “griffon”) Paul Ali, de origen haitiano, y el mestizo Núñez Blanco, recompensados los dos por ser leales aliados del régimen haitiano.

José Joaquín Puello, negro liberto incorporado al ejército, apenas llegó a ser capitán.

Contrariamente a lo que se escribe, los negros hispano-dominicanos fueron los grandes perdedores de la política haitiana, pese a la liberación relativa de unos 2000 esclavos por Boyer en 1822. En Haití por ejemplo noventa por ciento de la población era negra, pero como lo afirma el destacado intelectual haitiano Leslie Pean “los negros en Haití fueron durante ese periodo ciudadanos de segunda”.

Esta relegación a una ciudadanía de segunda zona fue extendida a los negros dominicanos, encorsetados socialmente en pequeñas unidades de tierras, en un sistema de aparcería con evidentes componentes feudales (afirmadas por la circular del 11 de febrero de 1822).

Los negros que fueron integrados al ejército realizaban trabajos obligatorios para sus jefes haitianos, pagados a dos pesos mensuales o movilizados para desyerbar caminos. Con el tiempo accederían a pequeñas propiedades. Muy pocos de ellos accederían a oficiales.

El caso del prócer José Joaquín Puello fue patético. Negro liberto e incorporado al ejército, apenas llegó a ser capitán. Manuel Mora exesclavo liberado por Boyer tuvo que esperar la gesta independentista para ser ascendido a coronel.

La jerarquía mulata tuvo que incorporar a una minoría de negros haitianos al grado de general, pero dentro de su obcecado temor de ser víctima de una vasta conspiración de la alta oficialidad negra, era un imperativo de matemática política mantener a raya de los altos rangos militares a los negros dominicanos.

Al proclamarse la independencia el 27 de febrero, Puello, el simple capitán, gozó de inmediato de ascenso social; fue promovido a Coronel, y semanas después por resolución de la Junta Central Gubernativa, a general.

En el campo de batalla, en particular en la Estrelleta (17 de septiembre de 1845), salió airoso, gracias a sus competencias castrenses más afinadas que sus displicentes y antiguos jefes haitianos.

Otros negros dominicanos disfrutarán de ascensos en puestos militares de gran importancia a raíz del grito del 27 de febrero.

El otrora exesclavo Bazora (de Monte Grande) engañado por los hombres del comandante Desgrotte, haciéndole creer que los trinitarios y seguidores restaurarían la esclavitud, fue ascendido a comandante e integrado al ejército de pobres creado por Pedro Santana.

Los negros dominicanos, fueron humillados por oficiales mulatos haitianos. Ello explica las incorporaciones masivas de los exesclavos a los frentes independentistas. Ello explica también que uno de los padres de la patria, Sánchez, de tez oscura, proclamara “yo soy todo menos haitiano”.

Los negros dominicanos fueron humillados por oficiales mulatos haitianos.

La independencia dominicana fue una emancipación de la comunidad nativa, pero sobre todo puso coto a la discriminación de blancos y negros criollos y desdibujó toda huella, en la constitución de San Cristóbal (noviembre 1844), de las ominosas leyes raciales ya evocadas.

La independencia dominicana, a veces denigrada por intelectuales “progresistas”, fue una gesta en donde se confrontaron dos concepciones irreconciliables del hombre. El del país más mestizo de Latinoamérica, Dominicana, contra un Estado (el haitiano) caracterizado por un etnocentrismo mulato o negro que masacraría a miles de sus nacionales en la gran masacre de mulatos haitianos en 1848, ordenada por el emperador negro Faustino I.

El autor es escritor y profesor universitario.

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