Editorial Opinión

¡Insólito!

¡Insólito!

El hospital público más emblemático de República Dominicana, el Salvador B. Gautier, en el cual el gobierno afirma que ha invertido más de 250 millones de pesos, suplica hoy por agua potable, pero el director del Servicio Nacional de Salud (SNS), dijo que ese centro asistencia envejeció.

No resulta fácil poder justificar la falta de agua en el que fue el hospital principal buque insignia del vetusto Instituto Dominicano de Seguridad Social (IDSS) que operó con eficiencia por más de medio siglo, hasta 2004 cuando entró en vigencia la nueva ley de Seguridad Social.

Un hospital no tiene por qué envejecer, aún con 70 años de actividad continua, menos el Gautier, donde se han formado y prestado servicio casi todos los maestros de la medicina dominicana y que es hoy uno de los más importantes centros docentes del país.

El director del SNS, Mario Lama, ha dicho que el Salvador B. Gautier “es un hospital viejo, de más de 70 años y ahí no había nada”, una expresión exagerada que se compensa con su admisión de que se requiere introducir mejoras en ese recinto hospitalario.

Las autoridades prometieron desde el año pasado construir una torre hospitalaria, migrar el área de consulta externa y emergencia o utilizar para esos fines el solar adyacente usado como talleres de mantenimiento de la Guardia Presidencial, pero por ahora médicos, enfermeras y pacientes solo claman por agua.

Son muchas las denuncias sobre carencia de insumos y equipos que padece el hospital Gautier, como la mayoría de los centros asistenciales públicos del país, pero en vez de afrontar la situación coyuntural, las autoridades culpan a administraciones anteriores, sin darse cuenta de que ya han pasado casi tres años de gobierno.

Ojalá que cuando se repitan denuncias similares en hospitales de antes de 1960 no se alegue que el problema es solo de vejez, porque han sido muchos los centros asistenciales cuyas estructuras fueron remozadas, por lo que hace falta dotarlos de equipos e insumos, sin apelar a vagas e irresponsables excusas.

El hospital Salvador B. Gautier debería ser la joya de la corona en el sistema hospitalario público, pero penosamente hoy se cae a pedazos, y su atribulado personal clama por agua, mientras que el director del Servicio Nacional de Salud, declara que ha envejecido. Así no se puede.

El Nacional

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