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Israel y Hamás, terror y genocidio compartido

Israel y Hamás, terror y genocidio compartido

José Rafael Sosa

La guerra Israel-Hamás no puede seguir siendo para millones de personas, el espectáculo televisivo en directo que nos permita el postre.

No. Es una tragedia humana de cuando la manera más irracional de resolver los conflictos se hace presente, el costo de la sangre y el luto inmerecido por los civiles de los dos países involucrados.

¿Es que nadie más lo ve? ¿La ética por la vida, ha muerto? ¿No hay quien imponga la autoridad para el respeto de un bien mayor, superior al orgullo nacional de los ofendidos? ¿Dónde está el liderazgo internacional que se ve tan empobrecido en sus actitudes y tan vacíos de acciones por la paz?

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El incremento de las acciones de Israel en norte de Franja de Gaza es ejercicio de venganza ciega, aun cuando también actúe contra la dirigencia de Hamás, ¿pero a cuál costo?

Israel y Hamás actúan como dos fuerzas terroristas.

Ambos actúan con un sentido genocida.

Ambos actúan con un sentido de agresión a civiles no combatientes. Ese conflicto no puede seguir siendo la forma de satisfacer la perspectiva de quienes acuden a verla por televisión internacional, para saber por qué número de víctimas vamos y para recrear la vista con escenas que refieren el horror y la locura de cuando la incapacidad humana de establecer civilizadamente las diferencias, mientras nos comemos un tres leche.

El conflicto es viejo. Los palestinos son un pueblo que merece libertad y condiciones para su desarrollo, y no ser una comunidad controlada y reprimida.

Y los palestinos deben entender que Israel tiene derecho a existir en paz como nación. Ese es el centro de todo. Lo que se ve ahora es la inestable expresión de una mala conducción de esas diferencias.

Israel, que tiene derecho a defenderse, ve sus muertos. Hamás, presenta la masacre de niños y mujeres.
Israel bombardea objetivos civiles y genera una masacre. Hamás genera otra masacre con sus cohetes (miles de cohetes) contra la población civil de Israel.

Es una danza de muerte y dolor en el cual el terrorismo utilitario y multilateral es la expresión que signa a los dos participantes (Israel y Hamás) y nadie es capaz de confesarlo en los discursos ante la ONU, organismo que va luciendo como inútil y circunstancial.

La represión y el aislamiento de más de 50 años de Israel contra los gazatíes, no es también una legítima causa de protesta y un caldo de cultivo de esta violencia que nos avergüenza.

Es una locura.